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martes, 5 de noviembre de 2013

Los trabajos de hércules

La antigüedad grecorromana nos ha dejado una abundante serie de leyendas y fábulas que sirvieron de inspiración a literatos y artistas.
De todos los personajes míticos destaca Hércules o Heracles[1], semidiós, hijo de Júpiter y Alcmena, cuya vida se caracteriza por el infortunio y el heroísmo. Sus grandes trabajos en pro de la humanidad y por la exterminación de monstruos y bandidos constituyen el mito de la historia del hombre.
El culto a Hércules fue muy significativo en aquellos tiempos remotos en que la fuerza física tenía un aprecio fundamental.
La tradición barcelonesa señala a Hércules como fundador de la ciudad. Según cuentan antiguas leyendas, Hercules emprendió una expedición marítima con nueve embarcaciones. Una terrible tempestad las sorprendió, y ocho de ellas desaparecieron en los abismos marinos. El héroe pudo salvarse y aunque estaba herido alcanzó una de las barcas y pudo llegar sin novedad a la playa, ubicada entre el Besós y el Llobregat.
Satisfecho por el feliz acontecimiento y admirando la belleza de aquellos parajes, Hércules decidió fundar en aquel sitio una gran ciudad. Así lo hizo en el mismo lugar en que actualmente está Montjuic.
Otra tradición nos habla de las «Columnas de Hércules», mezcolanza geográfica e histórica que ha permanecido en el acervo de la mitología hispánica.
Se dice que en su viaje al Jardín de las Hespérides, Hércules separó el norte de Africa del sur de Europa y colocó allí los límites del mundo.
Las columnas de Hércules son dos promontorios: el monte Calpe al norte y la roca de Abila al sur, que se encontraban al entrar en el estrecho de Gibraltar viniendo del Mediterráneo.
Otra leyenda hace referencia a la «Torre de Hércules». Según ella, Hércules perseguía a Gerión su gran enemigo, con objeto de vengar una afrenta inferida a una de sus hermanas. Gerión pudo escapar y Hércules le persiguió desde Cádiz hasta muy cerca del sitio en que actualmente se encuentra La Coruña.
Gerión y Hércules realizaron esta travesía en un frágil barquito de mimbre forrado con pieles de buey. A pesar de que ambos hombres eran muy fuertes quedaron totalmente agotados.
Gerión había logrado adelantarse lo suficiente a su perseguidor y como estaba muy cansado decidió tomar tierra entre los intrincados huecos de las rocas. Con su embarcación construyó una choza y se dispuso o descansar. Estaba convencido de que había logrado despistar a su enemigo. Oteó el horizonte y no vio rastros de la barquilla de Hércules. Confiado, se tendió en el suelo y se durmió en seguida.
Sin embargo, Hércules había seguido remando animosamente, y, al no ver por parte alguna la barca de su enemigo, también él decidió pasar la noche en tierra y descansar de las fatigas de aquel viaje tan largo. La casualidad hizo que atracara en un lugar muy cercano al de su enemigo. Pero al revés que Gerión, no pudo dormir en toda la noche. Sus nervios y su impaciencia por encontrar a Gerión le impidieron conciliar el sueño como habría sido su deseo.
Tan pronto despuntó el día lo primero que Hércules vio a poca distancia fue la improvisada choza de Gerión. Éste había creído portarse de forma inteligente, pero el destino quiso que de nada le sirvieran sus tretas.
En un principio, Hércules no sospechó que en aquella choza pudiera estar su enemigo; más bien creyó que era la cabaña de algún pescador, y como tenía hambre se encaminó allí para pedir alimento.
-¿Teneis comida, buen hombre?preguntó Hércules.
Nadie contestó. Gerión seguía durmiendo a pierna suelta.
-¡Eh! ¿Quién está aquí? ¿No me oís?
El mismo silencio por respuesta.
Hércules no esperó más. Entró en la choza y retrocedió asom-brado. Allí estaba su enemigo. Podía haberle matado sin esfuerzo, pero Hércules era generoso y noble. No era capaz de un acto así. Decidió advertirle sin miramiento alguno.
-¡Vamos, Gerión! ¡Despierta! ¡Soy Hércules! Ya no podrás huir otra vez. Tendrás que luchar conmigo. ¡Vamos! ¡Estoy dispuesto!
Por fin Gerión despertó y su asombro no tuvo límites.
-¿Eres tú, Hércules?
-El mismo. Y creo que sobran las palabras. Estabas a mi merced, pero aunque eres un infame no quiero matar a nadie sin darle la oportunidad de defenderse. Conque, ¡vamos! Espero que no serás un cobarde y lucharás conmigo.
Gerión y Hércules se enzarzaron en un terrible combate, que según la leyenda duró tres días con sus correspondientes noches. Esto sólo tiene explicación si añadimos que si bien Hércules era más fuerte que Gerión, éste era más ágil y diestro. Pero al cabo de tres días, Gerión quedó exhausto y Hércules acabó con él.
El héroe enterró a su enemigo y sobre estos despojos levantó la torre que ha llevado su nombre a través de los siglos para que siempre se recordara la victoria que Hércules alcanzó sobre su enemigo Gerión.

Leyenda mitologica

Fuente: Roberto de Ausona

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[1] Hércules, en la mitología romana; Heracles, en la mitología griega.

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