En una aldea vivía una bella joven llamada Lucía que
estaba enamorada de Miguel. Su padre, que era rico, se enfadó al saber de su amor
y la amenazó con castigarla si no rompía las relaciones con aquel desdichado.
Sin embargo Lucía desafió a su padre.
Este, furioso, acudió a una bruja que se ofreció a encerrar
a la joven en una cueva y, con el tiempo, devolverla a casa suave y obediente.
Pero en vez de hacer esto, lo que hizo fue un encantamiento:
la joven sólo se casaría con quien le diera tres besos; uno en el pulgar, otro
en el tobillo y el tercero en el espaldar.
El pobre Miguel, que también conocía a una buena mujer
que sabía de hechizos, fue a preguntarle y así se enteró de que su amada estaba
en la cueva y de lo de los tres besos que tenía que darle para liberarla del
poder de la bruja y a la vez convertirse en su prometido.
Miguel iba de camino a la cueva cuando, brillando en
la oscuridad de la noche, encontró un tesoro. Como era tan pobre, pensó que se
merecía aquella fortuna, así que volvió al pueblo a por un saco y regresó ante el
tesoro una y otra vez, porque parecía no tener fin. En su cabaña fue guardando
los sacos llenos en una gran arca y, con tanto trajín, se olvidó de Lucía, de
la cueva y de los besos que iba a darle.
«Ahora tendré todos los lujos que quiera», se dijo.
Con tal idea entró en tratos con comerciantes y terratenientes pero, al abrir
el arca, comprobó que allí sólo había cenizas.
Mientras, la buena hechicera, compadecida de Lucía, se
trans-formó en un joven apuesto y se presentó en la cueva donde estaba cautiva.
Dio los tres besos a la muchacha y se la llevó a una gran mansión en un pueblo lejano,
donde fingieron ser madre e hija.
Allí la joven se enamoró de un caballero muy educado
que la hizo su esposa y dicen que fue tan feliz que nunca más recordó al ambicioso
y egoísta Miguel.
999. anonimo leyenda
No hay comentarios:
Publicar un comentario