En el reino zapoteca vivió un príncipe valiente cuya
fama llegó hasta el firmamento. La aurora le veía cada mañana y, por las
noches, contaba sus hazañas a las estrellas.
Una de ellas bajó a la Tierra un día para verlo. Cuando
se encon-traron, ambos se enamoraron y el príncipe decidió llevarla consigo al
palacio real. Pero el firmamento se oscureció de pena y la lluvia lloró la ausencia
de la estrella. Las diosas del cielo decidieron vengarse del humano.
Cuando se celebró la boda del príncipe y la estrella,
una diosa transformada en suave brisa bajó a la Tierra y dijo a la estrella:
-Seréis castigados. Tú te quedarás para siempre en la
Tierra, y bajo la apariencia de flor vivirás sobre las aguas de una laguna.
Tu esposo no podrá poseerte y nunca te encontrará.
Por más que la hija del firmamento lloró y suplicó, no
pudo con-moverla y, tal como le había anunciado, aquella misma noche de su
boda, la joven desapareció.
Nadie volvió a verla, pero en la laguna de Chivele
apareció una flor verdinegra y delicada. Con el tiempo, la llamaron mudubina.
Durante el día, la flor cerraba sus pétalos y sólo por la noche se abría para recibir
la visita de sus hermanas.
Tan desconsolado estaba el príncipe que acudió a las
brujas para que buscasen a su prometida. Una de ellas descubrió el secreto de
lo ocurrido y corrió a contarle la soledad de su amada al príncipe, que quiso
reunirse con ella.
Utiliza tus poderes y transfórmame a mí en otra flor de
la laguna -rogó el joven.
Y la bruja lo transformó en nenúfar.
Desde entonces ambos viven en las aguas de la laguna.
Lamudubina tiene el corazón teñido del rojo fuego de su amor y sólo se abre de noche.
El nenúfar tiene el corazón amarillo de melancolía y descansa durante la noche
y vive de día.
999. anonimo leyenda
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