Carrere cantó así a la
calle de Embajadores:
«Menestrala animación,
clara luz primaveral
y horrenda de almazarrón
la barraca de Pavón
-melodrama de Rambal-
¡Truculenta evocación!
Chulería
a la manera clásica;
vocinglera
del hortera
y los castizos traperos
sobre el hombro, la soguilla
y dos mugrientos sombreros
de copa, en la coronilla.»
En tiempos del rey Juan
II, los embajadores de las cortes extranjeras se incomunicaron en un campo
muy extenso que allí existía, el cual estaba limitado por un portillo para
evitar el contagio de la terrible epidemia de peste que acosaba a la Villa y Corte.
Luego fue, poco a poco,
derivando la denominación: campo de Embajadores, portillo de Embajadores, para
concluir, simplemente, en calle de Embajadores.
127. anonimo (madrid)
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