Este pozo
se halla situado en el enclave peculiar de Torralba d'en Salord, punto
megalítico donde se encuentra también la Taula de Torralba. Actualmente la entrada del
pozo permanece cegada y en su lugar, como protegiendo dicha entrada, se ha
plantado una enorme higuera, como si ella pudiera vigilar que nada ni nadie de
ese mundo subterráneo pase al mundo exterior y viceversa. No obstante, cabe la
posibilidad de adentrarse en dicho pozo por una apertura alternativa. La bajada
está compuesta por 137 escalones, aunque algunos insisten en que son 368. La
formación de calizas sedimentarias y las formaciones de estalactitas hablan por
sí mismas de su antigüedad. Esas formas en la oscuridad del pozo, la dificultad
de la bajada por los escalones resbaladizos, el sonido del agua cayendo
incesantemente y ese avance que parece no tener fin, contribuyen a que el
osado visitante se sienta dentro de un mundo mágico, cargado de misterio, y
mientras desciende cada vez más profundo, es inevitable que se pregunte si no
estará realmente en la verdadera puerta del infierno, no sin cierto
estremecimiento. Al final del trayecto, encon-tramos una pequeña pila de piedra
donde se deposita el agua filtrada de las paredes. En este punto se encontró
cerámica romana y sarracena. A esa agua que se almacena poco a poco en la pila,
se le atribuyen poderes mágicos. Se afirma que quien bebe de ella se vuelve
inmortal, así como que cualquier persona sumergida en esa agua acaba
petrificado. Según leyendas menorquinas, quien entra en Na Patarra corre el
riesgo de que brujas y seres sobrenaturales entren en sus sueños, y cuando eso
sucede, sólo el arte de un poderoso brujo puede alejarles para siempre. Otra
leyenda es que una raza de gigantes que habitaban las islas, se sentaban a
comer en las famosas y misteriosas taulas (dándoles así una utilidad), y de la Taula de Torralba en
concreto, cuentan que mientras comían en ella exquisitos manjares, recogían con
un brazo el agua del pozo para acompañar la comida y refrescarse. Sea de la
manera que sea, ese pozo siempre ha sido un lugar respetado por los menorquines
y hay quien asegura que por las noches resuenan pasos procedentes de lo más
profundo del pozo. Cuando uno dirige la mirada allí, sólo puede ver la silueta
de esa higuera, guardiana entre lo visible y lo invisible.
092. anonimo (balear)
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