Translate

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Un milagro del cristo de la serradilla

Hacia 1710, Serradilla podía presumir de ser uno de los pueblos más ilustres de Extremadura. Allí se daban cita la piedad de los creyentes y la riqueza de los poten­tados.
Hacía muy pocos años que los serradillanos se habían permitido el lujo de gastar varios centenares de miles de reales con los maestros madrileños Francisco de la Rosa, José de Pomar yJuan de la Rosa "por las hechuras de los retablos para su iglesia del Cristo de la Victoria".
La Reina doña Mariana, mujer de Carlos II contri­buyó con sus limosnas.
Marqueses y titulados rivalizaron también en sus ayu­das, como el Duque de Béjar, la Marquesa de Canales, el Marqués de Monroy y muchos más.
El Cristo de la Victoria es una talla valiosa de Cristo que, de pie, abraza la cruz en el momento en que va a morir crucificado.
Cuando llegó a Serradilla venía precedida de una lar­ga historia de procesos, inspiraciones, profecías, incluso milagros.
Se recordará siempre la decisión de la beata Francis­ca de Oviedo, que empeñó toda su vida y toda su santi­dad para que en su pueblo extremeño fuera realidad la imagen, el convento y las monjas.
El pueblo fue consecuente con los hechos y el medio siglo que había transcurrido desde la llegada del Cristo, en 1641, hasta la culminación de las obras en los co­mienzos del siglo XVIII, fue época generosa, activa, de entusiasmo y de entrega.
Suelen coincidir estos momentos de exacerbación re­ligiosa con una correspondencia extraordinaria por par­te del cielo. Al menos con el Cristo de la Victoria ésta fue la norma.
Serradilla tenía una industria artesana, sencilla, pero­muy fuerte.
El serradillano es un hombre esforzado, austero, tra­bajador, busca la peseta allí donde puede encontrarse. Por eso en mulos o caballos salían a vender sus produc­tos a las fértiles regiones de sus cercanías: el Valle, la Ve­ra o Las Hurdes.
Juan Alonso y María Serrana era un matrimonio típico, significa-tivo de la artesanía y del trabajo regional. En su casa hacían jabones con los medios utilizados hasta entonces. Aprovechaban las grasas y desperdicios de aceites, consiguiendo una aprovechable rentabilidad.
Se decía que cada vez que regresaban de las ventas es­condían, entre la paja de las albardas, algunos ducados de vellón y muchos más reales de plata, producto de sus ganancias.
Por aquél entonces los caminos estaban poblados de ladrones y vaga-bundos. Carlos II, el Rey Hechizado, y luego la Guerra de Sucesión, dejaron a España sumida en la miseria.
No pocos españoles, amparados en la situación, eli­gieron el camino fácil de robar lo ajeno.
Monfragüe y sus alrededores eran santuario incólume de la piratería y del bandolerismo. Sus inmediaciones, unas inmediaciones bastante amplias, conocían el rei­nado de estos ladrones. A cualquier hora caían sobre los indefensos arrieros que, para librarse, a lo sumo sólo po­dían exhibir el triste galope de sus caballerías.
Aquella tarde, cuandojuan y María regresaban de La Vera, en el camino de Malpartida, les salió un ladrón.
Su presencia fue conocida por un escopetazo que tumbó en tierra casi muerto a Juan Alonso.
Al ruido del disparo los mulos huyeron perseguidos por el agresor, que adivinaba el lugar donde se escondía el dinero.
El bandolero volvió con los animales al lugar donde se desangraba el indefenso hombrecillo, auxiliado por los brazos de una mujer cristiana.
Le ayudaba a morir, más que a remediar las heridas.
El asesino, muy nervioso, exigió el dinero. Y ante los titubeos de la pobre María, arremetió contra ella propi­nándole un incomprensible culatazo que la destrozó la cara. No contento, volvió sobre ella e, incomprensible­mente, con un cuchillo atravesó su garganta.
Mientras, él con los mulos, escapó al galope.
Cuando la heroica mujer volvió en sí, se quitó el pa­ñuelo de la cabeza, lo lió fuerte a su garganta y caminó medio atontecida hasta el río Barbaún. El riachuelo, pa­ra su desgracia, en aquella primavera venía muy creci­do. Era imposible vadearlo. Allí, junto a la orilla, lavó sus heridas y se encomendó al Cristo que adivinaba a lo lejos en su novedoso camarín.
Después, no supo cómo, pero lo cierto es que cuando se dio cuenta estaba junto a la fuente de la Cañadilla. Allí, tres hombres de Serradilla llegaron a buscar agua. Lo que veían sus ojos a la parca luz de la noche les pare­cía un sueño. Cubiertas las ropas de sangre, la "tía Serra­na" estaba delante de ellos medio moribunda. La mon­taron sobre las aguaderas de sus borricos y la llevaron a los chozos.
La noche se había cerrado y, además, el traslado has­ta Serradilla resultaba imposible. Relámpagos, truenos, lluvia..., ponían las últimas notas tétricas para completar el espectáculo.
Pero aquellos hombres no se arredraron. Ellos mis­mos sacaron del pañuelo de seda un fuerte hilo, ya tren­zado por la sangre, y cosieron sus heridas
"Le dieron 16 puntadas, y a breve tiempo sanó".
Era el año de 1710. La iglesia del Santísimo Cristo de Serradilla, desde ese año, se adorna con un cuadro o ex­voto "situado según se entra a la derecha".
Todo el pueblo piensa, y así pudo ser, en uno de los muchos milagros del Cristo de la Victoria.

FUENTES:
-"Historia del Santísimo Cristo de la Victoria", que se venera en la villa de Serradilla (Cáceres), por Eugenio Cantera, OAR.

Fuente: Jose Sendin Blazquez

0.104.3 anonimo la serradilla-extremadura

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. por el año 1975 yo conducía un camión cisterna y me encontré a una persona mayor haciendo autoestop, y yo le dije que estaba prohibido llevar otra persona que no fuera de la empresa. entonces yo me vi en la obligación de ayudar a este señor era un señor nacido en Serradilla, de la provincia de Cáceres; Este señor me regalo una imagen del Cristo de Serradilla, yo la tengo en mi poder desde esa fecha y la verdad me han ocurrido algunas cosas muy interesantes creo Y creere siempre en el Cristo de Serradilla. Es muy milagroso. !Gracias!

    ResponderEliminar
  3. por el año 1975 yo conducía un camión cisterna y me encontré a una persona mayor haciendo autoestop, y yo le dije que estaba prohibido llevar otra persona que no fuera de la empresa. entonces yo me vi en la obligación de ayudar a este señor era un señor nacido en Serradilla, de la provincia de Cáceres; Este señor me regalo una imagen del Cristo de Serradilla, yo la tengo en mi poder desde esa fecha y la verdad me han ocurrido algunas cosas muy interesantes creo Y creere siempre en el Cristo de Serradilla. Es muy milagroso. !Gracias!

    ResponderEliminar
  4. por el año 1975 yo conducía un camión cisterna y me encontré a una persona mayor haciendo autoestop, y yo le dije que estaba prohibido llevar otra persona que no fuera de la empresa. entonces yo me vi en la obligación de ayudar a este señor era un señor nacido en Serradilla, de la provincia de Cáceres; Este señor me regalo una imagen del Cristo de Serradilla, yo la tengo en mi poder desde esa fecha y la verdad me han ocurrido algunas cosas muy interesantes creo Y creere siempre en el Cristo de Serradilla. Es muy milagroso. !Gracias!

    ResponderEliminar