Hace muy pocos meses, en las laderas cercanas al río
Ambroz, se veían algunos hombres que con picos y aparatos escarbaban en las
tierras de Hervás. La fiebre de los detectores de metales se empleaban en el fallido
intento de buscar el tesoro de la
Princesa o de la
Mora. Los buscadores se creían más afortunados que los pobres
viejos, que los contemplaban con sarcástica sonrisa, porque ellos, ya antes,
habían intentado lo mismo.
Es que aún sigue viva en esta hermosa villa extremeña
la vieja tradición del túnel misterioso.
En un lugar cercano al río, que bautizaran los romanos,
se halla escondido el incalculable tesoro que la Princesa Zoraida
y José María, el pastor enamorado, robaban y escondían en el túnel secreto del
viejo castillo. Intentaban reunir la dote necesaria para su pactado e imposible
matrimonio, que nunca llegó a celebrarse.
Todos los buscadores están seguros de que el afortunado
encuentro resolverá con creces el empeño que los alienta.
La historia se remonta a aquellos tiempos difíciles para
los que profesaban creencias no cristianas.
En casi todos los pueblos de España, y también en
Hervás, famosa por su judería, no pocas personas, a veces relevantes, sufrían
con auténtico estoicismo y sacrificio máximo, crueles e injustificables
persecuciones. Las vejaciones a que estaban sometidos eran continuas. A los
conversos se les humillaba sistemáticamente con el sobrenombre de
"marranos". A los mudéjares se les trataba como
"infieles".
Entre estos últimos había una familia, "Los
Cañadas", de rancio abolengo. Procedían de la estirpe del Caudillo
Señor de la
Torre de Ambroz. A pesar de su condición i de
"moros" estaban bien considerados por los "freires del
castillo".
El castillo era una fortaleza singular situada en la
parte más elevada de la población. Sobre ella se levanta la actual iglesia de
Santa María.
Sus dueños en aquellos momentos se diferenciaban muy
poco de sus predecesores. Protegían y gobernaban el pueblo bajo las austeras y
severísimas órdenes de su Prior, pariente del Gran Maestre de la poderosa Orden
de los Caballeros del Temple.
A la familia de "Los Cañadas" se les seguía
considerando como auténticos reyes. Habían sido depuestos en circunstancias
extrañas. Sin embargo, pudieron conservar la hegemonía de su potencial
económico. Además, mantenían una inusitada amistad que se juzgaba imposible
entre poseedores y desposeídos.
Pero quizá el fenómeno más destacado era Rosa, la hija
menor de la familia, bella moza de catorce años. Heredera del nombre y de la
belleza de su madre, precisamente para distinguirla, se la conocía con el
cariñoso seudónimo de Princesa Zoraida.
Aquella guapa muchacha pasaba mucho tiempo en el
interior de la fortaleza. Siempre estaba acompañada del hermano Froilán,
esbelto y forzudo freire encargado de la defensa. Esta estrecha y casi paternal
amistad daba pie a una permanente crítica que a la joven no parecía importarle
mucho. Y es que la princesita aprovechaba aquella atracción afectiva para
conocer los secretos del castillo.
Le encantaba recorrer los túneles y pasadizos secretos.
Llegó a recorrerlos de noche y sin antorchas, tomando a juego estas dificul-tades.
Le divertía bajar por el túnel de evacuación y emergencia que terminaba en las
márgenes izquierdas del Ambroz, río que consideraba casi de propiedad de su
regia familia. Pero lo que más le gustaba, quizá por ser lo más prohibido, era
visitar aquel otro túnel larguísimo y peligroso que comunicaba la fortaleza
con un lugar de los aledaños de la población llamado "Pedregoso".
Los freires lo ocultaban celosamente.
A la pequeña "Princesa" le encantaba salir
al campo, libre, confundida como una campesina más. En muchas ocasiones al
volver a casa llovían los enfados de su familia y del hermano Froilán. No aprobaban
sus travesuras que, por otro lado, le granjeaban la simpatía de los campesinos.
Un día, cuando contaba dieciocho años -ya estaba en la
plenitud de su extraordinaria belleza, al salir por el oculto túnel de
Pedregoso se encontró frente a un pastor, uno de esos mozos vigorosos y
esbeltos, de unos veinte años, que cría solamente el campo con la pureza de su
tierra y el azul de un cielo limpio de las equivocaciones humanas.
El mozo la miraba como algo sobrenatural. Ella también
se dio cuenta de la sorpresa y del miedo que reflejaba la cara del pobre
zagal. Y con una sonrisa muy pícara le dio amablemente las buenas tardes. La
reacción del joven y asustado pastor fue aún más sorprendente: cayó de rodillas
balbuceando palabras incoherentes. Pensaba que la Princesa , a la que no
había visto nunca, era un ser de otro mundo, una visión sobrenatural, en la
soledad de aquel campo.
La bella y traviesa Rosa muy pronto sacó al guapo
pastor de su error. Luego fue fácil una amistosa conversación, donde le explicó
quién era y cómo estaba allí. Él también dijo que era forastero en aquellas
tierras. Que su familia vivía allá en el norte, bajo la protección de un gran
Señor, amigo del Rey. Que su nombre erajosé María. Y confesó también su
sorpresa y su miedo en el momento del encuentro.
La conversación se prolongó más de lo debido, hasta
que el pastor adivinó que a pesar de sus buenos perros, le costaría trabajo
reunir aquella tarde sus desperdigados animales. Se despidieron hasta el día
siguiente.
Los ocultos encuentros se prodigaron. Con ellos, en el
corazón de los jóvenes nació un amor puro, tierno pero fogoso, propio de la
edad más generosa.
El joven pastor manifestaba reiterada y lastimosamente
a su "Princesa", los innumerables obstáculos, los insalvables obstáculos,
que les impedirían ser el uno del otro. Naturalmente, el zagal daba primacía
sobre todas las cosas, a su pobreza.
La joven, que no quería renunciar por nada al amor de
José María, ideó un audaz plan de difícil y peligrosa ejecución. Era el
siguiente:
Como había descubierto dónde sus padres y los freires
escondían el dinero y las joyas y, además, como la fortaleza no guardaba
secretos para sus movimientos, ella iría trayendo, poco a poco ese dinero y de
esas joyas para, juntos, esconderlas en un lugar sólo conocido por ellos,
dentro también del túnel misterioso. Un día podrían demostrar que el joven
pastor era lo suficientemente rico para aspirar a la mano de la bella
Princesa.
Pensaban que sustraer parte de aquel cuantioso tesoro,
precisa-mente por su magnitud, pues se guardaban juntas las joyas de su familia
y de los Señores del castillo, no sería notado ni por uno ni por otros.
Pero este ingenuo plan de los jóvenes enamorados
fracasó por donde no pensaron: cometieron el gravísimo error de llevarse el
celebérrimo collar denominado "Collar de la Reyna ". Según la
tradición perteneció a la gran favorita del reyezuelo, señor de la Torre de Ambroz.
Naturalmente, se notó la falta. Las culpas recayeron
ciegamente sobre la familia "Los Cañadas". Se les acusó formalmente
de haber hecho desaparecer el famoso collar. Aquello suponía una irremediable
condena. Además, según los freires, habían cometido un robo sacrílego. La
sentencia se ejecutó despiadadamente.
El hermano Froilán, considerado como traidor a los
secretos de la Orden ,
fue deportado a un lugar desconocido.
El pastorcito enamorado desapareció de la noche a la
mañana, sin dejar rastro alguno.
La bella Princesita Zoraida, tras la ignominiosa muerte
de sus padres terminó su vida de forma un tanto extraña. Nadie fue capaz de
justificarla.
Durante muchos años, igual que hoy, personas muy
diversas, sobre todo jóvenes, que conocían esta tradición, han buscado
ilusionados el túnel o pasadizo por cualquiera de sus entradas.
Todo inútil.
En el castillo, convertido ahora en iglesia parroquial
de Santa María de la Asunción
de Aguas Vivas, se han encontrado algunos accesos de comunica-ciones extrañas.
Actualmente se hallan obstruidos con piedras.
No han podido ser explorados adecuadamente por la
categórica negativa y legal oposición de los diferentes señores párrocos,
cuando se les ha propuesto.
Queda en Hervás la incógnita de si existirá y dónde se
puede encontrar el tesoro sustraido a los Caballeros del Temple por la bella
Princesa mora.
FUENTES:
-Recopilación
hecha directamente por don Noé Duarte Pérez, ATS de Hervás.
Fuente: Jose Sendin Blazquez
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anonimo hervas-extremadura
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