No lejos de Andújar se
encuentra el pueblo de Arjonilla, en medio de un risueño y hermoso paisaje.
Tan placentero ambiente guarda trágicos recuerdos. Nadie ha olvidado la triste
historia del poeta que todos conocemos con el nombre de Macías el Enamorado.
Allá por el siglo XV, en
la casa de don Enrique de Aragón, marqués de Villena y maestre de Calatrava,
vivía el joven Macías, poeta y servidor
del marqués. Tenía éste una hermosa hija llamada Estrella, cuya belleza había
deslumbrado a Macías. Los dos jóvenes se amaban; pero nadie podía adivinar por
sus semblantes el fuego que consumía sus corazones. Los únicos testigos de su
amor eran las flores y los árboles del jardín. Se sentían los seres más
felices del mundo; pero no olvidaban que el maestre tenía el orgullo de un monarca,
y trataron de ocultar su dicha.
Macías no era más que un
paje. Él mismo se consideraba indigno de obtener la mano de Estrella; porque,
aunque gozaba de la aureola de poeta, le faltaba la fama de guerrero. El ansia
de gloria se apoderó de él; se ejercitó en el manejo de las armas y acudió a
los combates y a los torneos. El amor de Estrella le guiaba, y pronto se
convirtió en un héroe. El maestre dejó de considerarle como a un paje y le
nombró su doncel.
Macías comenzó a concebir
esperanzas; creía que ella ya no se deshonraría convirtiéndose en su esposa. Pero
sus ilusiones eran engañosas: cuando más feliz se sentía, le sorprendió la
desgracia. Un día, después de haber salido victorioso de un torneo, se retiró a
un bosque vecino, se quitó las armas y se sumió en sus pensamientos. Cuando más
abstraído se encontraba, una mano se posó en su hombro. Era un mensajero de
Jaén que le aconsejaba que olvidase sus amores.
Estrella había sucumbido
a la voluntad de su padre, y se había casado con el marqués de Porcuna.
El maestre nada sabía de
los amores de su hija y admitió de nuevo a Macías en su palacio; pero el
esposo de ella no debía de ignorarlos, porque esquivaba la presencia de Macías,
como si le temiese.
La felicidad de los
enamorados se convirtió en una pena profunda. Días y noches enteros lloraron su
desgracia y se repitieron sus jura-mentos de amor.
El esposo, cobarde,
descubrió el secreto de la culpabilidad de los dos amantes; pero, en vez de
luchar cara a cara por su honor, reveló al maestre lo que ocurría. Entonces,
éste, encolerizado, impuso a Macías un castigo más cruel que la muerte.
Temiendo que atentase contra el marqués, le encerró en una torre baja del castillo.
Como único consuelo en su dolor, le dejaron el laúd, y las endechas del
enamorado, cantadas con voz potente, podían oírse aun desde el poblado. Las gentes
sentían compasión por su desgracia y admiración por su arte, y acudían a
escuchar sus canciones desde muchas leguas a la redonda.
Su popularidad se
extendió por toda la provincia y se conservó en la memoria de las generaciones
posteriores.
Canciones desgarradoras
alternaban con violentos ataques de cólera, en los que maldecía a su amada por
no haberse dado muerte antes de consentir entregarse a otro hombre. A éstos se
seguían momentos de desfallecimiento, en que se maldecía a sí mismo por
haberla, injuriado. En sus accesos de desesperación, llamaba con frecuencia a
la muerte, y ésta llegó una noche, amparada por la traición.
El marqués de Porcuna,
rabioso por los celos, se ocultó una noche entre las sombras y clavó en el corazón
de Macías una lanza arrojadiza. No hubo testigos del asesinato; pero todo el
pueblo señaló al culpable, manchando su memoria para siempre.
El de Porcuna se hizo tan
impopular, que tuvo que abandonar el país.
La leyenda no nos cuenta
qué fue de la bella Estrella.
Macías fue sepultado en
una pequeña ermita. En su sepultura se grabaron estas palabras:
«Aquí yace Macías el
Enamorado»
Cuentan los habitantes de
Arjonilla que no siempre está abandonada la tumba del poeta. Más de una vez han
visto descender hasta la losa, a la luz de la luna, una figura resplandeciente.
Unos creen que es la imagen del Amor que vela por el amante. Otros, que se ha
realizado su supremo deseo: Estrella no ha muerto para él, y sus almas se
enlazan junto al sepulcro.
099. anonimo (andalucia)
He dibujado un cómic de 12 páginas sobre el trovador Macías, y presentado en el patio del castillo donde estuvo prisionero y fue muerto, en Arjonilla (Jaén).
ResponderEliminarAdjunto enlace.
http://www.portalarjonilla.es/presentacion-del-comic-del-trovador-macias-,-arjonilla-25-de-septiembre-de-2014.html