Vivía en un arrabal de La Geltrú , denominado de Santa
Magda-lena, un hombre de singular fuerza física y una audacia sin límites, a
quienes todos conocían por Charreteras.
Este hombre era el jefe
de una cuadrilla de bandidos que azotaba la comarca con sus actos de terror.
Las autoridades sabían
que era él quien robaba el ganado, quemaba los pajares y había matado a muchísima
gente. Pero nunca habían podido probarlo, porque Charreteras tenía una agilidad tan pasmosa, que siempre, cinco o
diez minutos después de haberse cometido el siniestro, se le veía muy lejos,
en algún lugar muy distante de donde habían «operado» los bandidos.
En cierta ocasión
discutió acaloradamente con José Golar, vecino de La Geltrú , en un baile.
Salieron de allí, y momentos después Golar yacía muerto de una cuchillada. Pero
en el mismo momento Charreteras se
hallaba ya en la playa, bebiendo y cantando, con un grupo de compañeros.
La gente hablaba de
brujería o de pacto con el demonio. Hasta qud un día, un Jueves Santo, los
bandidol asaltaron la masía Coll. Saquearon y robaron cuanto pudieron, y Charreteras encerró a todos los habitantes en un lagar, a eso de las siete y media de la tarde.
La masía estaba muy lejos
de La Geltrú ,
y, no obstante, a las ocho y cuarto, una hora después, Charreteras llevaba el hacha en la procesión, con toda tranquilidad,
como si nada hubiera ocurrido. Pero aquella vez su agilidad no le valió,
porque encima del lagar donde estuvieran encerrados los dueños y mozos de la
masía se encontró una pipa que Charreteras
llevaba siempre en la boca, por lo que era bien conocida de todos.
Varios días le buscaron
las milicias de la comarca, hasta que por fin dieron con él y le trasladaron a
Vilafranca del Penedés.
Por el camino, cuatro o
cinco hombres de los de su banda atacaron a las milicas que le conducían. Charreteras echó al punto a correr, y
entonces comprendieron todos el raro fenómeno de que pareciera estar en dos
sitios a la vez: la cosa se debía únicamente a la extremada agilidad de sus
piernas.
Las milicias, ante la
imposibilidad de alcanzarle por más que corrieran, dispararon contra él,
derribándolo y dejándolo muerto en la carretera.
103. anonimo (cataluña)
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