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jueves, 6 de septiembre de 2012

La «pubilla» de can fábregas

Había en Sant Quintí de Mediona luna masía de íran riqueza, que debía heredar, por no tener más herma­nos, una hermosísima joven, hija de los dueños.
Eran muchos de los muchachos del pueblo, y aun de toda la comarca, que pretendían la mano de la jo­ven; pero a todos los rechazaba ésta, alegando que no había llegado todavía la hora de casarse.
Iba pasando el tiempo, y la «pubilla» no se decidía por ninguno.
Tres, entre los muchos que la habían querido, fue­ron más constantes, y continuaron asediándola, a pe­sar de sus negativas.
Por todas partes donde iba la seguían; intentaban bailar con ella. Se los encontraba cuando salía a apa­centar sus rebaños, cuando iba de paseo, siempre y en todas partes.
Cansada ya de decirles que todo era inútil, se fue a ver a una bruja que habitaba la cueva denominada «de Bolet» y le pidió que la encantara. De esta manera se libraría de sus tres pretendientes.
Así lo hizo la bruja, y allí en la misma cueva quedó la joven, toda vestida de blanco y de pie sobre un alto pilar, rodeado de serpientes que no permitían que na­die se acercara a ella.
Únicamente el que consiguiera atravesar la muralla de víboras y tocar la orla de su manto blanco podría desencantarla y casarse con ella.
Cuenta la leyenda que muchos fueron los que inten­taron entrar en la cueva y desencantar a la «pubilla» de Can Fábregas. De ellos son los huesos que llenan el suelo de la cueva «de Bolet», ya que asegura la le­yenda que no sólo no consiguió ninguno desencantar­la, sino que ni uno solo salió de allí con vida.
Allí permanece la «pubilla», según creencia de los viejos del pueblo, y únicamente en la noche de San Juan, a las doce en punto, sale a tender su ropa en los zarzales que hay frente a la cueva y que casi obstruyen el paso.

103. anonimo (cataluña)

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