-¿Y el animal más triste?
-preguntaron de nuevo al sagaz campesino.
-El animal más triste es el cuervo
-respondió. La tristeza se parece mucho a él. Cuando en el nido se abren los
huevos y le nacen las crías, el cuervo, al verlos pelados y blancos, huye ante
tan gran dolor y los abandona. Se retira a llorar sobre el árbol más cercano,
rehusándoles el alimento. Después, se da cuenta de que sobre la piel les
empiezan a despuntar las primeras plumas negras y vuelve.
Ningún enemigo, por invencible que pueda parecer, está libre de
flaquezas. Las fauces del cocodrilo, su arma mortífera, fueron también su punto
débil.
(de Leyendas: Tristeza. H. 5 v.)
1.082. Da Vinci, Leonardo - 012
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