Translate

martes, 18 de diciembre de 2012

La calandria

Erase una vez un viejo ermitaño que vivía en el bosque con la sola compañía de un pájaro de los llamados calandrias.
Un día, dos escuderos se llegaron a él y le invitaron a seguirles hasta el castillo, donde su señor estaba gravemente enfermo.
El viejo, seguido por la calandria, fue con los escuderos y pronto se encontró en la habitación del enfermo.
Cuatro doctores, moviendo la cabeza, hablaban entre sí.
-No hay nada que hacer -murmuró el que parecía más importante. Ya está muriéndose.
El viejo ermitaño, sin pasar de la puerta, observó a la calandria, que había ido a posarse sobre el alto alféizar y miraba desde allí al enfermo.
-Curará -dijo entonces el ermitaño.
-¡Pero cómo puede este villano afirmar tal cosa! -exclamaron a un tiempo los doctores.
El moribundo abrió los ojos, vio la calandria que lo contemplaba, y trató de sonreír.
Pero poco a poco sus mejillas se colorearon, le volvieron las fuerzas y, ante el estupor de los presentes, dijo:
-Me siento un poco mejor.
Al poco tiempo, el señor del castillo, ya restablecido completamente, se fue al bosque para dar las gracias al viejo mago.
-No me lo agradezcáis -dijo el ermitaño. Ha sido el pajarillo quien os ha curado. La calandria -añadió- es un pájaro muy sensible: si cuando se encuentra ante un enfermo, no lo mira y vuelve la cabeza hacia otro lado, significa que no hay esperanza; si en cambio lo mira, como ha hecho con vos, quiere decir que el enfermo no morirá. Así, con su mirada, la calandria lo ayuda a curarse.
Como la sensible calandria, el amor virtuoso no mira las cosas feas y tristes, sino que convive con las nobles y honestas. Los pájaros tienen por patria una florida selva y la virtud tiene como patria un corazón gentil.
El verdadero amor se revela ante la adversidad; es como una luz que resplandece tanto más cuanto más negra es la noche.

(de Leyendas: Amor de virtud. H. 5 r.)

1.082. Da Vinci, Leonardo - 012

No hay comentarios:

Publicar un comentario