Cauto, silencioso, el lobo salió
una noche del bosque atraído por el olor de un rebaño. Con paso lento se acercó
al redil lleno de ovejas, poniendo atención en dónde ponía la pata para no
despertar con el más pequeño ruido al perro, que dormía.
Sin embargo, la puso sobre una
tabla y la tabla se movió.
Para castigarse por aquel error, el
lobo levantó la pata con que se había equivocado y se la mordió hasta hacerse
sangre.
El lobo de la leyenda nos enseña a ser duros jueces con nosotros
mismos, para corregir nuestros defectos y superarnos en nuestras virtudes.
(de Leyendas: Corrección. H. 7 v.)
1.082. Da Vinci, Leonardo - 012
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