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martes, 18 de diciembre de 2012

Barrabaxu

Ocurre que las cosas pasan. Pasa la gloria que, en un momento dado, fue actualidad, hizo furor y acaso alarma, estableció época. Y quedó lo sólido y permanente, lo que es de Dios, porque es ley de vida que la muerte del César se extienda y arrastre consigo a todo lo que del César es.
Los monasterios son ejemplo de lo que venimos afirman­do. Precisamente porque el claustro es constancia y serie­dad ve pasar y caer imperios y triunfos del momento. Se hace entonces cierto que los reinos y la tierra pasan, mien­tras la palabra y el espíritu permanece.
La opinión general de la historiografía clásica sostiene que fue San Martín capital del reino ya que, sencillamente, el rey Aurelio asentó allí su corte [1]. Lo cierto es que en San Martín, al lado y al amparo de la corte, surgió un mo­nasterio que, al caer la grandeza de lo real, siguió mante­niendo firme, bajo el mismo cielo de siempre, antigüedad y tono serio, serenidad y alabanza a Dios [2].
He aquí que, cuando la leyenda nace, la época de esplen­dor sólo quedaba en el recuerdo. Y en el monasterio sólo cinco monjes ejercitaban el alto ministerio, la profesión no humana de la alabanza. Una paz sencilla, no aparatosa, como es toda paz cuando es auténtica, rodeaba la vida de estos cinco monjes. Y una felicidad les recorría todos los instantes de su concienzudo trabajo y de sus días llenos de fruto grato a Dios.
Pero hubo un día en que esta calma se partió en Dios: el pueblo y los contornos se cubrieron de intranquilidad ante la presencia de un malhechor que arrasaba propiedades y mieses, que robaba y asesinaba sin escrúpulo. Se le llamó Barrabaxu. Se rompió, decimos, la paz del claustro por esa sencilla razón de que quienes no son del mundo sienten el dolor y el estremecimiento, la alegría y la intranquilidad que el mundo siente, como si fuese propia.
Cierto día volvía de sacramentar a un vecino de Sanfre­choso uno de los padres del monasterio. Con paso torpe y mente ágil, con cansancio de jornada repleta y animosidad, se dirigía, durante la noche, al monasterio. Fue entonces cuando Barrabaxu, en busca de dinero y de botín, se precipi­ta sobre él y le maltrata. Después se interna de nuevo en la soledad y la noche, su amiga, dejando al pobre fraile malhe­rido en el camino.
Pero hay un momento en que el desasosiego y la intran­quilidad entran en la vida del bandido y representan un papel principal. Es el momento en que el sueño y la paz desaparecen en la existencia de Barrabaxu. Hay en él algo que le va minando y recorriendo; sus delitos le punzan por todas partes.
Las puertas de los monasterios se abren, por lo general, para cosas importantes y grandes, aunque diarias y aparen­temente minúsculas. Son puertas por las que de ordinario entra la pesadilla y sale la calma. No sin razón suele decirse que el monasterio es remanso y oasis.
-¿Qué deseas, hijo mío? -pregunta una voz sencilla, pero segura, con la seguridad de quien si no todo lo hace bien, sí intenta hacerlo.
Enfrente a esta voz en calma se encuentra un hombre jadeante e intranquilo.
-Quiero confesarme -dice.
De principio todo tiene aire de normalidad. Pero no, por­que el hombre que ahora se acoge al convento es Barrabaxu, la pesadilla y el terror del resto de la gente.
El fraile le confiesa. Después, sacando de entre su hábito un vaso de barro, se lo entrega a Barrabaxu con estas pala­bras: «Cuando llenes este recipiente quedarán perdonados tus pecados.»
El malhechor se dirige con premura, al río. Pero lo que en otro caso, en todos los otros casos posibles resultaría fácil, incuestio-nablemente, aquí no ocurre. Barrabaxu acude a otro y a otro río; va al mar. Pero el agua no entra en el recipien­te. O mejor, había que decir que el agua no quiere entrar.
De pronto, y así como un día entró en la vida y el alma del malhechor el desasosiego, se hace presente ahora, ines­peradamente, la claridad absoluta. Y fue de peregrinación a Covadonga.
Conveniente sería aquí una pausa ante el suceso no co­mún, ante el hecho de que la leyenda llegue a Covadonga, nos lleve a los pies de la Madre de las Asturias, cuna de reconquistadores. Pero, en este caso, renunciamos al co­mentario y al paréntesis porque es importante seguir dicien­do, sin respiro y sin pausa, que fue en Covadonga y ante la Virgen donde el vaso se vio repleto, lleno de perdón y de penitencia al mismo tiempo. Y no ocurrió esto de modo normal porque no acudió Barrabaxu a fuente alguna húme­da, sino que lloró y oró ante la Virgen. Entonces el agua brotó de él, de la fuente de sus ojos. Porque lo que no sabía hasta el tal momento Barrabaxu era que el agua requerida debía ser agua de dolor y llanto, de arrepentimiento y de propósito. Y también comprendió el malhechor que sólo en Covadonga y ante la Señora de las montañas era posible colmar el vaso de la penitencia.
-Gracias, Señor, por tu perdón -era la frase única y sentida que salía de los labios de Barrabaxu, repetida incan­sablemente.
Y se cuenta cómo volvió a San Martín y se hizo monje. Su cargo fue el de portero; y él, que había sido un día reci­bido y confortado, tuvo por misión confortar y recibir. Y aunque su nombre fue desde entonces el de Pedro, para la gente siguió siendo el de Barrabaxu [3]»

 Leyenda historica

0.100.3 anonimo (asturias) - 010



[1] CARVALLO, L. A., Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, Madrid 1695, pp. 145-147.
[2] JOVELLANOS, G. M. Colección de Asturias. T. II, Madrid 1948, p. 227: «S. Martín de Langreo. Es ciertamente la parroquial, que oy se llama Martín de el Rey Aurelio en el arziprestazgo de Langreo, y donde este Rey fue sepultado segun Sebastiano n. 17 in Valle Lancio, cerca de la era 812, año 774. Y estamos a que fue monasterio: porque fue sepulchro pacífico en que este monarca avia de tener Capellanes continuos. Y tam­bién estamos a que fue monasterio desde el tiempo de los Suevos.»
[3] Tomamos la leyenda de la tradición oral, en julio de 1962, siendo nuestros principales informantes Luz González, Marina Canteli Y Gumer­sindo Castaño; cfr. MARTINEZ, E., Leyendas del Nalón, en RDTP, T. XX, cuadernos 1-2, Madrid 1964, pp. 105-108.

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