De cuando en cuando un sapo
alargaba el hocico y mascaba un poco de tierra.
-¿Por qué estás siempre tan flaco?
-le preguntó un día una cochinilla.
-Porque siempre tengo hambre -le
contestó el sapo.
-¡Pero si te alimentas sólo de
tierra! -exclamó el insecto. ¿Por qué no comes hasta hartarte?
-Porque un día -dijo con lúgubre
tono el avaro- también la tierra se podría acabar.
La virtud del ahorro consiste en no consumir hoy en lujos reservas que
mañana podrían satisfacer necesidades. La avaricia, en cambio, prescinde de
todo equilibrio y conduce a atesorar a la vez, desordenadamente, riquezas y
miserias.
(de Leyendas: Avaricia, H. 6 v.)
1.082. Da Vinci, Leonardo - 012
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