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sábado, 8 de septiembre de 2012

La mujer muerta

Hace mucho tiempo reinaba en Ceuta un rey moro que tenía una hermosa hija, a a que quería mucho. Un día, llegó a la ciudad un caballero español que fue a saludar al rey a palacio. El caballero se quedó una temporada en palacio para poder hablar con el rey sobre cosas españolas, y un día se encontró con la princesa en el jardín, junto a la fuente; estuvieron hablando mucho tiempo y se enamo-raron.
Desde entonces se veían a escondidas. Pero, un día, un criado del rey, que era malo y estaba enamorado de la princesa, los vio y se lo dijo al rey, para que los sorprendiera juntos.
El rey, al verlos, se enfadó muchísimo. El caballero y la princesa le explicaron que se querían casar; pero el rey estaba tan enfadado que ordenó a sus criados que se llevaran al caballero a la cárcel, y a su hija a sus aposentos.
Cuando se calmó, le dijo a su hija que jamás consentiría esa boda, porque ella se tenía que casar con un príncipe musulmán, como ella.
Desde entonces la princesa fue consumiéndose poquito a poco, no salía de su cuarto, no comía apenas y no dejaba de llorar. Su padre, preocupado, le compró todo lo que podía desear; pero ella no le hacía ningún caso.
Así pasó el tiempo, hasta que una mañana la encontraron muerta junto a la ventana de su cuarto, desde donde se podía ver la cárcel del caballero.
Toda la ciudad de Ceuta se vistió de luto por la princesa, porque todos la querían mucho. Y al pasar el entierro por delante de la cárcel y ver el caballero por las rejas de su ventana de quién se trataba, murió también de pena.
Entonces el día se nubló y, por la noche, empezó a llover con mucha fuerza y empezaron a caer truenos y relámpagos. Los truenos esculpieron en la montaña que se encontraba junto al palacio la figura de una hermosa muchacha tumbada, y, junto a ella, la de un hombre: eran la princesa y el caballero, que quedaron así para siempre, para que el rey no se olvidara nunca del mal que había hecho.
Por eso, hoy en día, se puede ver claramente desde Ceuta, a cuatro kilómetros de Benzú, la figura de esta mujer, en la montaña que es conocida como «La mujer muerta», en Marruecos, colindante con la frontera española.

130. anonimo (ceuta)

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