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jueves, 16 de agosto de 2012

Supersticiones relativas al juego

El juego, como he dicho, está profundamente arraigado y forma parte de la. vida de esa gente; muchas veces juegan pequeñas cosas porque no tienen más: pilchas de ropa, tabaco da mascar, etc.
Como no se resignan fácilmente a dejar todo librado a la suerte ciega, tratan siempre de ganar, echando mano de todos los medios ilicitos posibles, que en esa curiosa mentalidad supersticiosa toman el carácter de simple viveza.
Si dos peones trabajan en el monte, en el corte de madera y cruzan una apuesta es seguro que, por lo menos, uno de ellos ha colocado en el ojo del hacha un poco de piedra imán (Curundú), en la creencia de que lo ayudará a vencerlo, renovándole las fuerzas hasta que el otro se aburra y deje el campo.
Si se trata de riñas de gallos, harán tragar un poco de azogue al preferido; si. no lo pueden conseguir, rasparán el reverso de un espejito para dárselo.
Muy poderoso talismán es fabricar el bebedero del gallo de riña con madera de la astilla de árból que más lejos haya sido arrojada al ser fulminado por el rayo.
Si se hacen empollar los huevos sobre bosta de mula también será bueno; y sÍ se desea que el gallo tenga pelos en las patas no habrá más que hacerlos sempollar sobre algodones.
En las carreras de caballos es excelente el procedimiento de cortar los pelos de las ranillas de las patas del caballo contrario, para que pierda fuerzas y no pueda ganar; esto recuerda un poco la leyenda de Sansón, y quizá por analogía crean que el medio es eficaz.
Para hacer perder al caballo se le arranca una cerda de la cola y con ella se menea -un sapo, el que se entierra vivo en el andarivel donde aquél debe correr.
Para el juego de cartas hay muchos sortilegios, desde velar durante una noche el naipe hasta untarse los dedos con piedra imán antes de cartear.
Otros el jueves santo entierran en un lugar retirado parte del naipe, a las 12 de la noche vuelven a recogerlo a la misma hora al día siguiente para Viernes Santo; creen encontrar- entonces en ese mismo lugar a "alguien" que les dirá cuál será la suerte que tendrá ese año en las jugadas, si un jugador al ir a jugar se encuentra en un camino con dos caracoles juntos, o dos víboras en igual caso, aprovechará para extender un pañuelo de seda nuevo de manera que esos animales crucen -por encima de él: logrado esto, levantan las cuatro puntas colocando dentro un naipe nuevo y atando en una de las puntas el dinero destinado a jugar.
  Un gran Payé es el del caballo que debe ser de color uniforme (tapado sin ninguna .pinta de color blanco; para ponerlo en condiciones hay que hacerle ayunar tres viernes seguidos. Al amanecer del último sábado le liman un poco los dientes de adelante y mezclan lo extraído con cera virgen, raspaduras de un naipe y bermellón, con lo que hacen una pelotita que guardan secretamente en su persona.
Al ir a jugar van montados en este animal que les dará suerte mientras coma, para lo cual el jugador va acompañado de un amigo que se encarga de mudar constantemente de pasto al animal para que no interrumpa su comida y con ello la suerte de su dueño.
A pesar de estos payés, otros jugadores se precaven tratando de saber si tendrán suerte o no, para lo cual encienden simultáneamente dos mechas de algodón, iguales, y ven cuál es la que se consume primero; o si no hacen elegir, por medio de mi niño inocente, una entre dos monedas, también iguales.

Extraído del libro Supersticiones y Leyendas de Juan B. Ambrosetti Edicion 1912       

015. anonimo (argentina-misiones)

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