Cada tramo de camino hacia la cima del Champaquí
cuenta con una referencia específica. A veces una piedra sobre la que el viento
cinceló la cara de un indio, otras la forma de una bota invertida, o dos pinos
solitarios en la pendiente. El paso del nicho es una de ellas.
En medio de la serranía se abre un paso en la roca
que desemboca directamente en el arroyo: las Socabonas. Si se mira bien, del
otro lado del arroyo, se descubre un hueco en la piedra: el Nicho.
Relata la leyenda que los comechingones llevaban a
sus muertos hasta el punto más alto de las sierras con el propósito de
enfrentarlos, para bien o para mal, a Apu, el dios del Champaquí. Pero muchas
veces el arroyo en su crecida les cortaba el paso, y entonces esperaban que las
aguas de Apu se calmaran, y guarecían al difunto en el nicho, bajo la mirada
vigilante del más viejo del grupo, que velaba su descanso en la noche.
Todavía se observa claramente en ese lugar, sobre
una de las rocas que se oponen al nicho, el rostro serio y vigilante de uno de
aquellos viejos comechingones, del afortunado a quien le tocó la fundamental
tarea de ser el guardián de los dominios de Apu.
025. anonimo (comechingon)
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