(Es chiriguano y significa Diluvio)
Todas las razas indígenas guardan la tradición del
Diluvio, que por otra parte, es universal. Entre los guaraníes era Tamanduaré,
el Sumo Sacerdote de Tupán, quien tuvo noticias anticipadas del Diluvio y se
puso en resguardo sobre una elevadísima palmera con algunas familias, que
después formaron las colonias guaraníes.
Entre los araucanos fue el Futaleufú; y con leves
variantes la tradición se repite en todas las razas. Antojósele un día al
Aguará Tunpa (Dios Zorro o Zorro poderoso) destruir la obra del Dios verdadero,
haciendo morir bajos las aguas a todos los seres humanos. Complicóse para ello
con el Iguazú (Agua Grande), que tiene encerrado en sus entrañas a Taubí (Genio
del Mal). Consecuentes con ese propósito abrieron las orillas de todos los
mares y ríos, y pronto las aguas inundaron la tierra. Estas ,
totalmente libres, querían llegar al cielo en su loco desenfreno. Bajo aquel
mar inmenso, que llegó a una altura fantástica, pereció la raza humana. Pero
antes que se concretara la total destrucción del chiriguano, en el que se
circunscribía la humanidad, una mujer tomó a sus dos niños (varón y mujer) y
los introdujo en un choguá (mate grande) y lo dejó a merced de las aguas.
Después de mucho tiempo las aguas bajaron, y la
casualidad quiso que la pareja descendiera en el Paraguay, donde se afincaron y
volvieron a multiplicarse. Los dos niños no murieron de frío como podría
suponerse, porque cururú o guaicurú (sapo) sintiendo compasión por ellos, les
trajo fuego en el paladar...
Desde entonces los chiriguanos nunca persiguen a los
sapos y no permiten que nadie lo haga, en razón a la leyenda, que le atribuye
un papel tan preponderante en la supervivencia de su raza.
030. anonimo (chiriguano)
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