El
lugar predilecto por la Sirena
es la isla Laitec ,
una de las más australes del archipiélago de Chiloé. Posee una playa de arenas
grises, en partes blanqueadas por la cal de las conchuelas, que se alarga
siguiendo la curva de una bahía, hasta la punta "Lile", en donde
forma una angosta faja, que como pequeña rampa termina en un islote de rocas
estratificadas, blancas, grises y rojizas; parcialmente cubiertas de verdosos
matorrales y hierbas de múltiples colores, con vistosas flores, que se reflejan
en el espejo de las aguas azules de la quieta ensenada.
En
las noches tranquilas y protegida por el velo tenue de la niebla, sale desde el
fondo del mar, la bella
Sirena , a disfrutar de la placidez de este rincón maravilloso.
Se posa en la más alta de las rocas que circundan el islote, haciendo bruscos
movimientos de cabeza, para secar su cabellera, de gruesos cordones, parecidos
a los tallos del sargazo. Su estatura y las curvas de su cuerpo plateado, que
emite una suave y pálida luz, son comparables, tan sólo, a las de una mujer
hermosa. La belleza extraordinaria de su rostro, se ve realzada por el color
ligeramente rosado de sus mejillas, por sus grandes ojos pardos, ligeramente
oblicuos, de tierno mirar, por su boca bien proporcionada de labios finos y
rojos, que le añaden singular simpatía. Si bien, desde el tronco hacia arriba,
no se diferencia fundamentalmente, de una mujer, sus miembros inferiores, muy
bien formados en los muslos, se van confundiendo hacia el extremo distal de sus
piernas, para terminar en una cola de pez.
Reposa
largo tiempo, sentada sobre las rocas, contemplando la tierra y el mar, siempre
atenta al menor ruido y cuando siente la presencia del hombre, se desliza, huye
veloz, y se hunde en las profundidades del mar.
Un
viejo poblador de la isla, cuenta que hace años, estando una noche en plena
faena de pesca con otros compañeros, sintieron, de pronto, bruscos movimientos
y sacudones en la red, la que una vez elevada, con grandes esfuerzos, hasta La
embarcación, mostró envuelta en sus mallas a una hermosa Sirena. La
contemplaron con admiración y éxtasis, por largo rato, pero aún no repuestos de
la fuerte impresión, debieron dejarla en libertad, conmovidos por su amargo
llanto y sus lamentos cuajados de emoción.
La
Sirena, es hija del Millalobo y de su esposa la Huenchula. Su
misión, señalada especialmente por el padre, como en cuidar a los peces, como
los pastores a su ganado. Ayuda a su hermana la Pincoya, a transportar los
cuerpos de chilotes muertos en el mar hasta el barco fantasma, "el
Caleuche".
La
Sirena, suele acompañar, a distancia prudente, la barca de algún pescador de su
agrado y al que proporciona abundante pesca. Algunos mozos han llegado a
concretar sus amores con esta hermosa una ninfa; pero más tarde al formar su
hogar con alguna niña de la aldea, ven con angustia como sus descendientes
nacen con una cola de pescado.
029. anonimo (chiloe)
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