Mariquiña era de una aldea del Ayuntamiento de Villar
de Santos en la Limia. Hay
allí, por encima de la
Parroquia de Parada de Outeiro, un monte lleno de maravillas:
el Monte das Cantaririas. Entre otras formas raras de granito erosionado, hay
un penedo ovoide, excavado por dentro de modo que se puede uno sentar
cómodamente en el hueco, como en un confesonario, y hasta tiene una ventanilla
lateral: aquello se llama el Peinador de la Reina. Como es
natural, de una reina mora; porque allí habitaban los moros. En las marianas
serenas, entre el rayar, el alba y la salida del sol, sacan las moras sus
tesoros a asoellar; es decir, a que les de la luz. Y los caminantes
solitarios que se dirigen a Allariz, a Ginzo o a la veiga -o sea la
llanura- pueden verlas; pero suelen desaparecer cuando se acercan.
Un día vio sentada en una piedra a una vieja muy vieja
que la llamó por su nombre.
105 anonimo (galicia),
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