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miércoles, 29 de agosto de 2012

La mora encantada

Mariquiña era de una aldea del Ayuntamiento de Villar de Santos en la Limia. Hay allí, por encima de la Parroquia de Parada de Outeiro, un monte lleno de maravillas: el Monte das Cantaririas. Entre otras formas raras de granito erosionado, hay un penedo ovoide, excavado por dentro de modo que se puede uno sentar cómodamente en el hue­co, como en un confesonario, y hasta tiene una ventanilla lateral: aquello se llama el Peinador de la Reina. Como es natural, de una reina mora; porque allí habitaban los moros. En las marianas serenas, entre el rayar, el alba y la salida del sol, sacan las moras sus tesoros a asoellar; es decir, a que les de la luz. Y los caminantes solitarios que se dirigen a Allariz, a Ginzo o a la veiga -o sea la llanu­ra- pueden verlas; pero suelen desaparecer cuando se acercan.
La Mariquiria era hija única de una viuda y llevaba todos los días al Monte das Cantaririas una vaca de leche, un par`de ovejas y una cabra.
Un día vio sentada en una piedra a una vieja muy vieja que la llamó por su nombre.

105 anonimo (galicia),


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