EN EL
NOMBRE DE ALA, EL CLEMENTE, EL MISERICORDIOSO.
Esta
es la historia de Omar al-Hatab, Alá esté satisfecho de él y del profeta
Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación.
Cuentan
Ahmed ibn Salih y ibn Abaç, Alá esté satisfecho de él, que se le reveló a
Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, un versículo del Corán que dice:
"Vosotros, los que adoráis a otro señor menos poderoso que Alá, seréis
destinados al infierno y allí seréis llevados."
Dice
Ibn Abaç que cuando Abu Jahli, maldígalo Alá, supo cómo había descendido del
cielo aquel versículo a Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, y cómo
condenaba a los suyos, a sus padres y abuelos, se levantó un día el maldito
AbuJahli en el santuario de las ídolas y comenzó a arengar a sus seguidores y
dijo:
-Oh
tribu de Curayssi, este hombre que se llama Mahoma, ha insultado a nuestros
dioses y dice que todos nuestros antepasados, nuestros padres y abuelos, son
fuego del infierno. Por esto digo que a quien mate a Mahoma le daré cien
camellas coloradas y cien negras, y mil onzas de plata blanca y mil de oro
bermejo.
Al
momento se levantó Omar ibn al-Hatab, que por entonces vivía en la fe de Abu
Jahli, y dijo:
-¿Harás
verdaderamente lo que dices?
Respondió
Abu Jahli:
-Sí.
Pagaré al momento una vez muerto Mahoma.
Lo
tomó Abu Jahli de la mano y entraron en el santuario de las ídolas donde le
hizo jurar ante ellas que cumpliría lo prometido. Y ésa era la costumbre de los
idólatras que no hacían sino pedir consejo y licencia a las ídolas.
Hecho
el juramento, salió Omar con su espada y su ballesta para ir a matar a Mahoma,
y se encontró con uno de los Bani Zuhayra, que le preguntó:
-¿A
dónde vas?
Respondió:
-A
matar a Mahoma.
Contestó
el otro:
-Ten
cuidado, te hará musulmán con sus manos, y además, ¿cómo estás seguro de que
los de Abdu al-Mutalib y los de Bani Hassim te dejarán darle muerte y no te
matarán antes a ti?
Dijo
Omar:
-Y ¿No
será que tú estás en la religión de Mahoma? Si lo supiese con seguridad,
pagarías también como él.
Respondió
el otro:
-Yo
estoy en la religión de Ibrahim y de Ismael; para que veas lo apartado que
estoy de él.
Llegando
Omar a la huerta de la ciudad de la
Meca , hónrela Ala, halló una tribu que degollaba un becerro
para comer su carne. Y según llegó Omar soltó Alá el habla al becerro que, con
lengua suelta y clara, dijo:
-Vosotros,
los que me degolláis, sabed que ha llegado el que revelará todas las verdades.
Su lema es: "No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta."
Dice
Ibn Abbas que así como lo oyeron salieron huyendo y quedó Omar muy espantado,
maravillándose de aquellas palabras, diciendo:
-Esto
es un gran hecho, si no mato a Mahoma antes de que se extienda más su fama,
todos seremos puestos en duda.
Y se
fue derecho a la ciudad de la
Meca , hónrela Alá, a la casa del consejo donde estaban los
mayores de los Curayssi, y les contó lo que había oído al becerro.
Dijeron
los de Curayssi:
-Si
otro lo dijese que no fueses tú, no lo creeríamos; no obstante no se lo digas
a nadie.
Dijo
Omar:
-Juro
por Alá no encubrir cosa alguna, sea verdad o mentira, que yo haya oído.
Y se
marchó y a todo el que encontraba se lo contaba. Y llegó a una plaza y halló a
un grupo que iba ante la ídola a que les librase un pleito. Y Omar fue con
ellos, y cuando estuvieron delante de la ídola Habal, habló dentro de ella un
clamante que decía:
-Gentes
que tenéis entendimiento, no sirváis a las ídolas que no tienen poder ni valor
para juzgar un pleito, ni bien ni mal. Servid a Alá, que no tiene otro señor
sino él; en su poder están las llaves del saber; seguid a su profeta Mahoma,
Alá le bendiga y le dé salvación:
Cuenta
Ibn Abbas que cuando oyeron aquellas palabras, salieron todos huyendo espantados,
maravillándose de aquello.
Y se
fue Omar, siempre con voluntad de matar a Mahoma y encontróse con uno de los de
Abbu al-Mutalib que le dijo:
-¿Dónde
vas Omar?
Contestó:
-A
matar a Mahoma.
Dijo
el otro:
-Piénsalo
bien, pues hay entre nosotros quien podría acabar contigo.
Respondió
Omar:
-Te
juró por mi ley que tu pagarías por él si no fueras mi amigo.
Añadió
el otro:
-Y
¿Crees que por miedo a ti dejaré de decir la verdad? Por Alá, te diré una cosa
que habrá de maravillarte.
Preguntó
Omar:
-¿Y
cuál es?
Respondió
el otro:
-Sabrás
que tu hermana y tu cuñado se han convertido a la religión de Alá.
Dijo
Omar:
-No
puede ser. ¿Cómo sabré que es verdad lo que me dices?
Contestó
el otro:
-Te
diré cómo lo sabrás. Cuando vayas a su casa no comerán de tu carne, ni harán
mención de ti como solían.
Y se
fue Omar a casa de su hermana muy irritado. Y era la hora del capítulo de
Ta-Ha y su hermana estaba leyéndolo. Omar se detuvo a la puerta de la casa a
escuchar y oyó lo que leían. Llamó a la puerta y su hermana escondió el libro.
Y entró Omar y dijo:
-¿Qué
nuevas son éstas?
Dijo
su hermana:
-Palabras
con las cuales nos alegramos.
Y él
no quiso saber más y pidió un carnero. Cuando se lo trajeron lo degolló y se lo
dio a su hermana para que lo guisase, y cuando estuvo guisado dijo Omar:
-Sentaos
y comed conmigo.
Respondió
la hermana:
-Come
hermano, que nosotros no comeremos porque hemos prometido no comer de tu
guisado.
Dijo
Omar:
-Por
Alá, es verdad lo que me dijeron.
Y
levantándose, hirió gravemente a su hermana ensangrentándole la cabeza.
Y ella
comenzó a gritar diciendo:
-Traidor
manifiesto, negador de la verdad. Soy testigo de que no hay más dios que Alá y
Mahoma es su profeta.
Y
quedó Omar muy turbado y entristecido, y cuando vino la noche se escondió Omar
en algún lugar de la casa, y su hermana y su mari-do en su cama; y cuando pasó
la media noche se levantó su hermana y despertó a su marido diciéndole:
-Said,
levántate y leeremos nuestro capítulo del Corán, porque hemos dormido ya mucho
esta noche.
Y
levantáronse y tomaron ablución y pusiéronse a leer diciendo:
-En
nombre de Alá, el Clemente, el Misericordioso. Ta Ha. No te hemos hecho
descender el Corán para que padezcas, sino como recuerdo para quien es
temeroso. Lo ha hecho descender quien creó la tierra y los altísimos cielos, el
Clemente, que está instalado en el trono; a él pertenece lo que está en los
cielos y lo que está en la tierra.
Cuando
Omar oyó leer estas palabras, levantó la cabeza y dijo:
-Hermana,
¿tu señor es ese que dice el versículo del Corán que es el señor de los cielos
y de la tierra y de lo que hay en ellos?
Respondió
ella:
-Sí,
lo juro por Alá, hermano, y más aún de lo que dice el ver-sículo.
Dijo
Omar:
-Por
Alá te juro hermana que tenemos nosotros en nuestra villa mil quinientas
ídolas que todas ellas juntas no señorean ni un palmo de tierra ni en la Meca ni en toda su tierra.
Dame hermana ese libro que lo quiero ver.
Respondió
ella:
-Tengo
miedo, lo quemarás.
Contestó
Omar:
-Dámelo
hermana, que yo te juro por la honra de nuestro padre al-Hatab devolvértelo
sano y salvo.
Se lo
dio al momento, y comenzó a mirarlo y recitó con su propia voz el versículo y
Alá le dio a pensar aquello en su corazón y le puso el deseo de la religión de
Mahoma, y dijo a grandes voces:
-Señor,
yo doy testimonio de que no hay otro dios sino Alá y de que Mahoma es su mensajero.
Y así
pasaron toda la noche leyendo y Omar decía:
-Señor
Alá, ¿cuándo llegará el alba para ir a casa de Mahoma y poder verlo?
Entraba
y salía a menudo para ver si era ya de día, y no pudo descansar, tanto era el
deseo que tenía, hasta que amaneció Alá. Cuando fue de día entró uno que se
llamaba Habazir al-Azar y le dijo:
-Omar,
has de saber que Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, ha rogado a Alá
toda esta noche para que esfuerce su religión contigo y espera que Alá le haya
oído; por eso mira lo que te cumple.
Dijo
Omar:
-Llévame
donde está Mahoma.
Dijo
el otro:
-Omar,
lo hallarás en casa de su tío Hamza.
Y
salió Omar de casa de su hermana para ir a casa de Hamza y hacerse musulmán en
las manos de Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, habiendo venido para
matarlo.
Yendo
por el camino topó con un grupo que iba a la ídola mayor con un pleito, y le dijeron:
-Omar,
¿quieres venir con nosotros?
Respondió:
-Sí.
Y
cuando estuvieron delante de la ídola que había de juzgar el pleito, vieron un
clamante que decía:
-Dejad
el servicio de la ídola llamada Azzamar y servid a Alá, que es uno y poderoso,
y seguid a su profeta Mahoma que ha heredado la profecía de los mensajeros, que
todo lo demás es vanidad.
Dicen
que se maravilló mucho la gente y dijo Omar:
-Yo
digo que en los cielos hay un señor sabedor de todo, lo secreto y lo público:
No hay señor sino él, sin compañero; suyos son los hombres buenos.
Y
salió Omar diciendo estas palabras, y creció su fe en Alá que llegó a casa de
Hamza con la espada colgada al cuello.
Y le
dijo Hamza:
-¿A
dónde vas, Omar? ¿Buscas a Mahoma para matarlo como has dicho? ¿Para qué lo
quieres? ¿No sabes que los de Abdu al-Mutalib somos muchos y que hay entre
nosotros quien no te tendrá ningún temor?
Dice
Ibn Abbas que cuando lo oyó Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, salió muy
aprisa y acercándose dijo:
-Omar,
conviértete en musulmán, si no te ocurrirá como a Alwalid ibn Magabirati.
Dice
Ibn Abbas: Al acabar de hablar Mahoma comenzaron a temblarle a Omar las piernas
y a doblarse sus rodillas; cayósele la espada, bajó la cabeza con temor y
vergüenza ante el mensajero de Alá, Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, y
dijo con mucha vergüenza:
-Mahoma,
doy testimonio de que no hay otro señor sino Alá, sin compañero, y que tú eres
Mahoma, su siervo y su mensajero.
Y
recibiéronle muy honradamente y se hizo con Omar todo el rito musulmán de las
manos de Mahoma. Estando así todos con gran placer en casa de Hamza dijo Omar:
-¿Cuántos
musulmanes somos, mensajero de Alá?
Respondió
Mahoma:
-Treinta
y nueve y contigo cuarenta.
Dijo
Omar:
-Mahoma,
a la ídola Alata w-Al'uzza sirven públicamente los de Curayssi más allá de los
montes y a la ley de Alá purificada y verdadera, secretamente; a Alá no se le
servirá de hoy en adelante sino públicamente, mensajero de Alá.
Cuando
amaneció Alá otro día, muy temprano, dijo Omar:
-Mensajero
de Alá, vayamos todos a la Meca
donde están los incrédulos.
Y se
fue Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación, y Omar y Abu Bakrí a su derecha,
y su tío Hamza a la izquierda con todos los demás cuarenta musulmanes hasta
llegar al santuario de la Meca ,
casa del consejo de los Kurayssi y cuando vieron a Mahoma y a Omar, con ellos
dijeron:
-Bienvenido
Omar, ni en el cielo ni en la tierra ha nacido otro como tú, ya trae cautivos
a Mahoma y a sus seguidores.
Dijo
Omar:
-Enemigos
de Alá y de su mensajero Mahoma, sabed que soy musulmán y creo en la religión
de la verdad y no hay señor sino Alá solo, sin compañero. Y Mahoma es su siervo
y su mensajero. Y hoy, en este día serán quebradas vuestras ídolas y vuestra
vanidad.
Dice
Ibn Abbas: Cuando oyeron estas palabras se espantaron y maravillaron, diciendo:
-Hemos
enviado a Omar a matar a Mahoma y le vemos con ellos en su religión. Este es un
hecho grande y señalado que ha descen-dido sobre nosotros.
Y
arremetieron contra él y contra todos ellos hasta que los sacaron de la casa.
Aquel día Omar mató más de setenta hombres de los infieles; y vino Mahoma y
abrazándolo dijo:
-Esforzado
es el Islam con Omar.
Y
tomaron ablución toda la compañía de Mahoma e hicieron las dos inclinaciones
del alba en la casa; y cuando acabaron su oración dijo Omar a Mahoma:
-¿Quieres
entrar en el Templo Antiguo, al recinto de la ka'aba?
Dijo
Mahoma:
-Sí,
que gran deseo tengo de hacerlo.
Tomó
Omar la delantera y cogiendo la mano de Mahoma, Alá le bendiga y le dé la
salvación, decía cantando en verso:
-Ha
venido la verdad y ha fundido la mentira. Gentes, éste es Ahmad quien confunde
la mentira y publica la verdad; éste es Mahoma, mensajero del Alá verdadero.
Testimoniad con él y rogará por vosotros ante Alá.
Y
entrando por la puerta de la ka'aba en la Meca decía:
-Idolas,
humillaos y postraos ante Mahoma, Alá le bendiga y le dé la salvación.
Dice
Ibn Abbas: Al decir Omar estas palabras cayeron todas las ídolas al suelo
hechas añicos. Y hecho esto descendió un versículo enviado por Alá que decía:
"Oh profeta, Alá te guarde y a todos los creyentes que te sigan."
Por
Alá, no pasó mucho tiempo sin que vinieran mil hombres a hacerse musulmanes y
todo por el esfuerzo de Omar ibn al-Hatab. Esto es lo que sabemos de su
historia.
Alabado
sea Alá, señor de los mundos. Amén. Que Alá perdone a toda la congregación de
Mahoma, Alá le bendiga y le dé salvación.
NO HAY
FUERZA NI PODER SINO CON ALA, EL EXCELSO, EL GRANDE.
117. anonimo (morisco)
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