Corría el año 710 en una España dividida, cuando el
rey don Rodrigo, que había echado del trono a sus enemigos, tuvo un extraño sueño.
Vio cómo su reino era invadido: las capas blancas de los jinetes parecían alas
y todos tenían el rostro sombrío del demonio. Aquel ejército arrollaba en el
sueño al de don Rodrigo y a él lo hería de muerte. No hubo adivino que interpretase,
para tranquilidad del rey, el significado de aquel mal sueño.
Tiempo después, don Rodrigo tuvo que reunir un
ejercito para combatir contra los musulmanes. A sus filas se sumaron algunos
hombres traicioneros que fingieron lealtad. Así, cuando empezó la batalla y don
Rodrigo dio la señal de ataque, un puñado de jinetes cambiaron de bando y, ayudando
a los árabes, hicieron que éstos venciesen. Don Rodrigo recordó su sueño y comprendió
que el destino había querido advertirle: fue derribado de su caballo y quedó
malherido. Así permaneció sin que nadie se percatara de que respiraba, pues sus
hombres se habían dispersado.
Después de aquella victoria, los árabes avanzaron
hacia el norte de la Península, convencidos de que pronto serían los dueños de
España. Habían pagado traición con traición y ninguno de los señores cristianos
que habían abandonado a don Rodrigo vivía ya para contarlo: al fin y al cabo,
también los árabes valoraban la fidelidad.
Pero, ¿qué había sido de don Rodrigo, protagonista de
la batalla de Guada-lete?
Durante muchos años, trovadores y poetas cantaron por
todas las comarcas que don Rodrigo había perdido la vida en aquella batalla, y
sin embargo...
Sin embargo cuenta la leyenda que aún pudo el rey
levantarse y caminar hasta que lo recogieron unos labradores que le brindaron cama
y descanso. Más tarde ingresó en un convento donde los monjes le aceptaron como
uno mas.
-Fui rey de España -parece ser que dijo en adelante
sólo seré un fiel orador que pedirá al Señor por su país.
0.999.3 anonimo leyendas,
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