Un campesino y su mujer iban en su carro y, como
siempre habían deseado ver un duende, formularon en alto su deseo. En ese instante
vieron un gallo que corría junto a ellos: era un duende. Lo llevaron a casa y, cuando
se disponían a cenar, el gallo decidió tirar uno tras otro todos los platos de
la mesa. El campesino le preguntó si acaso no le gustaba la cena y le ofreció
otros manjares, pero el gallo no hizo más que tirarlo todo.
Orgulloso, el gallo-duende dijo a la pareja que él
sólo comía jamón. ¡Asombrados se quedaron los pobres campesinos! ¡Pues qué gustos
de rico! De buena gana se habrían librado del gallo en ese momento pero no sabían
cómo, pues aunque lo encerraban, el gallo se las ingeniaba para escapar. Uno
les aconsejó que, igual que habían deseado tener un duende, desearan de nuevo
con toda su alma que desapareciera. Así lo hicieron, pero no lo consiguieron,
hasta que, por fin, su arrepentimiento fue mayor que su deseo de tener algo
mágico.
0.999.3 anonimo leyendas -
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