Cuentan que el apóstol Santiago el Mayor llegó a
España desembarcando en una playa al pie de la montaña de Montjuic y caminó durante
toda la noche buscando una ciudad.
Cerca ya de Lérida tuvo la mala fortuna de clavarse una
espina en el pie. El dolor le impidió seguir su camino y no lograba sacarse la
espina. Por fin, angustiado le imploró ayuda a Dios.
El Señor escuchó la súplica de su fiel servidor y
envió a la Tierra a la Virgen María y a un séquito de ángeles que acudieron a
socorrerle...
Venimos en el nombre del Señor -explicó la Virgen
cuando se acercó al apóstol. Has pedido ayuda y Él jamás abandona a sus fieles.
Los ángeles te sacarán la espina que causa tu dolor.
Así fue y el buen apóstol pudo seguir su camino hasta
llegar a Lérida, donde continuó con entusiasmo su misión de conseguir nuevos
adeptos a la religión de Cristo. Y según cuentan, el lugar donde se detuvo el
caminante cristiano y recibió ayuda divina de la Virgen y los ángeles hoy se
llama «Pie de romero».
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