Cuando
reinaba en Bagdad el califa Jasid, la gente vivía contenta, pues era un hombre inteligente
y generoso, como su visir, Mansur. Pero cierto día descubrió Jasid que su visir
estaba triste porque había llegado a la ciudad un mercader que vendía
maravillas y Mansur no tenía dinero para comprar nada especial.
Así que
Jasid mandó llamar al mercader y...
... le
compró una misteriosa caja que regaló a su visir.
Esta
guardaba un papel con un mensaje:
«El que
diga tres veces la palabra Mutábor se convertirá en el animal que quiera y conocerá
su lenguaje. Pero si olvida la palabra, nunca recobrará su forma humana».
Entonces
pasó una cigüeña. Jasid y Mansur se miraron y repitie-ron a coro:
-Mutábor,
Mutábor, Mutábor.
Y se
convirtieron en preciosas cigueñas.
Durante
un tiempo, Jasid y Mansur convivieron con las cigüeñas... ¡y olvidaron las
palabras mágicas! Así que siguieron volando. Un día se encontraron con una lechuza
a la que le contaron su historia.
-Yo soy
la princesa Lusa -les confesó ella. Sé la palabra mágica y os la diré si me ayudáis.Un
mago me hechizó y mi maleficio sólo se romperá cuando algún humano prometa
casarse conmigo.
El trato
parecía algo peligroso: ¿cómo sería la princesa Lusa en realidad? Pero como
Mansur ya estaba casado, Jasid tuvo que aceptar.
-Yo me
casaré contigo -dijo Jasid, así que dinos las palabras mágicas.
La
lechuza las dijo y ellos repitieron:
-Mutábor,
Mutábor, Mutábor.
Y
recobraron la forma humana, lo mismo que la lechuza, que se transformó en una
bellísima joven.
De
regreso a su reino, el califa Jasid y la princesa Lusa celebraron su boda y
vivieron muchos años felices, puesto que ya no fueron presa de ningún maleficio
y a todos ellos se les quitaron las ganas de jugar con lo desconocido.
0.999.3 anonimo leyendas -
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