Este cerro se muestra imponente, con sus casi 2 mil
metros de altura, en las sierras chicas de la provincia de Córdoba. Esconde, de
acuerdo con el relato de los habitantes más antiguos del lugar, la sabiduría de
los ancestros de los comechingones, que desde sus orígenes lo veneraron porque
lo consideraban sagrado; allí habitaban los espíritus de los muertos milenarios
que emergían de sus tumbas para regalar a sus descendientes todo el conocimiento
adquirido a través de los tiempos.
¿Cómo podían tener los comechingones esta certeza?
Sus antepasados, benévolos, les ofrecían a modo de
maravillosas luces u otras señales cósmicas que surcaban el cielo, los mensajes
que evidenciaban su existencia, Cuanto más grande era la luz, mayor energía y
sabiduría demostraba tener el espíritu.
Para agradecer tanta deferencia de parte de sus
ancestros, los hombres, mujeres y niños, realizaban bailes tomados de las manos
y entonaban cantos llamados mantras (cantos especiales para llamar a entidades
astrales).
Parece ser que, además, usaban elementos similares a
morteros en rituales mágicos y sagrados, que fueron encontrados en diferentes
zonas cercanas al Uritorco. Quizá los utilizaban para observar mejor las estrellas
y el recorrido de las señales luminosas, porque en su parte inferior estaba
representado el cosmos.
Pero no acaban aquí las sorpresas del Uritorco,
también se podían ver caminando por el cerro a extraños hombres que
desaparecían entre las piedras sin dejar rastro alguno. Según parece estos
seres provenían del más profundo fondo de la tierra: de la enigmática ciudad de
Erks.
0.025.3 anonimo (comechingon)
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