Cuando el cazador mide sus fuerzas con el animal,
todo es posible. Sí Nguenemapún, el dueño sagrado de los animales, está
enojado, no habrá artimaña que valga para atrapar a la presa. Hay que ponerse
de acuerdo con él. Si esto no se logra o no se le pide permiso con rezos para
tornar a sus criaturas, se pone furioso y malogra toda la cacería. También
aconsejan que se debe pedir la protección de una machi con los conjuros
adecuados.
055. anonimo (tehuelche)
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