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jueves, 23 de agosto de 2012

Los hombres de hain

Cierto tiempo después del trágico final de las brujas, los hombres comenzaron a cuestionarse la manera en que trataban a las niñas sobre-vivientes. Pensaron en una estrategia para mantenerlas bajo su dominio y así evitar posibles actos de hechicería y enfermedades que podrían generar cuando fuesen adultas con los conocimientos potencialmente adquiridos.
Los hombres tomaron a las niñas no iniciadas y se fueron por el este, sitio de Temaukel (dios creador del todo); siguieron hacia el norte donde recogieron a la muerte y regresaron por el sur. Ya los hoowin estaban convertidos: shenu (viento); hosh (nieve); kox (mar); chalu (lluvia); animales como tantan (canario); telil (flamenco); sheif (búho) y keya¡shk (cormorán) y los selk'nam, que ya eran los seres humanos, los seres del tiempo.
Arribaron a la idea del secreto: una reunión masculina donde tuvieran el poder de excluirlas. Organizarían encuentros con espíritus que se manifesta-rían en sus cuerpos, odiarían a las mujeres, y favorecerían siempre a los hombres.
Así nació el hain: exclusiva reunión masculina en la que los jóvenes de 14 a 16 años eran admitidos recién después de un período de prueba que superaba los dos años, llamado kloketen.
El hain tenía siete grandes partes de troncos: cuatro ritualmente poderosos, correspondientes a los puntos cardinales; tres menos relevantes representantes de los pueblos vecinos: yámanas del sur; los alacalufes y los haush del sudeste.
Mucho tiempo atrás, en uno de los hain nuevos, existía una grieta de profundidad incalculable. Quien intentara cruzarla caía indefectiblemente en su interior y desaparecía. En las últimas épocas la fisura imaginaria mantenía su función de abismo, y todo hombre inadvertido que la atravesaba era arrojado el fuego.
La mayoría de los hombres ingresaban al sitio de reunión exclusivo, por ambos lados.
Cuando no había encuentro formal podían salir en toda orden porque las reglas se suspendían, hasta el sentido del abismo. El hain se despojaba,de sus funciones simbólicas y se convertía en vivienda para solteros.
La reunión se iniciaba con cierta solemnidad que se iba apaciguando hasta alcanzar el tono informal de una charla. Uno de los objetivos del encuentro era determinar las aptitudes de los presentes para personificar a los seres sobrenaturales.
Durante el desarrollo del encuentro, los hombres se expresaban de manera repentina entre llantos y gemidos de dolor, profiriendo sonidos desconocidos por el habla humana. Unos pocos se provocaban heridas en el pecho o en los brazos, y hasta en el rostro. Se lastimaban la nariz con elementos punzantes hasta hacer brotar la sangre. Representaban las luchas por la defensa del hain.

048. anonimo (ona)

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