Las variadas fases de la luna, llamada kre, representaban
para los onas creencias arraigadas desde antaño. Sostenían que los seres
ocultos, enemigos de los hombres, chupaban su sangre y los mataba; mediante
estas vidas usurpadas generaban el crecimiento gradual del astro.
Ante la llegada del plenilunio se organizaban
festejos alrededor de los grandes fogones, bailaban y gritaban durante toda la
noche, alegres por haber salvado a sus hijos de la voracidad del astro.
Los eclipses lunares representaban su ira contra los
hombres por la matanza y humillación hecha a las mujeres. Cada shamán (kon) había
soñado que la luna entraría en tal estado, por lo que se reunieron con la gente
de sus respectivos territorios, pintándose de acuerdo con las características
de la situación.
Lucían un adorno de plumas muy finas (poor) en su cabeza, su capa y una marca
roja en cada mejilla. Observaba al astro largo tiempo, entonando cánticos
monótonos y bajos. Así alcanzaban un estado de transición a través del que
representaban su visita a la luna. Este era el objeto de la ceremonia: si era
aceptado viviría largo tiempo; pero si era rechazado, el kon presentía que
desaparecería enseguida porque la luna le había poseído el cuerpo y lo había
colocado en su lado oscuro.
048. anonimo (ona)
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