Cuando nació el Niño Jesús, el establo donde se habían
alojado San José y la
Virgen María estaba medio derrumbado y casi sin paja.
El pobre Niño temblaba de frío, y su Madre apenas
podía abrigarlo con sus propias ropas. Por los senderos del país ya llegaban
los pastores, levantados por el prodigioso anuncio del ángel.
Pero el Niño tiritaba, yerto de frío.
Al fin pudieron abrigar un poco a Jesús.
Había en el establo una vaca y una mula. La vaca se
acercó lentamente y con su vaho calentó al Niño. Pero la mula, indiferente,
empezó a comerse la paja.
Entonces la Virgen María , mirando a la vaca, le dijo:
-Como has tenido piedad de mi hijo, nacerán seres de
tu vientre, serás fecunda y los podrás alimentar.
Pero a la mula la miró muy severa, diciéndole:
-Tú, que por causa de la gula no has vacilado en comer
la paja que cubre a mi hijo, serás estéril.
100. anonimo (asturias)
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