Hace mucho, mucho tiempo,
y después de un largo viaje, llegó a la tierra de los Kariña, Kaputano, el
Morador del Cielo.
-He venido hasta aquí,
hijos míos, para anunciar un gran diluvio. Lloverá tanto que la tierra se
cubrirá de agua.
El pueblo, que vivía
feliz y tenía de todo, no le creyó. Solo cuatro parejas sintieron temor ante
sus palabras.
Kaputano, el Morador del
Cielo, continuó hablando:
-Soy el padre de los
Kariña y no quiero que mueran. Si me ayudan a contruir una gran canoa, nos
refugiaremos durante el diluvio.
-¡Eso no puede suceder!
-dijeron todos, menos las cuatro parejas, que cada vez tenían más miedo.
-Háganme caso, yo no les
miento.
Pero solo las cuatro
parejas le ayudaron en la construcción de la gran canoa.
Durante muchos días
trabajaron sin descanso y, cuando estuvo terminada, decidieron subir a ella con
una pareja de los diferentes animales que conocían. También guardaron una
semilla de cada planta.
Enseguida el cielo se
oscureció y pareció que llegaba la noche. Comenzó la tormenta y llovió, llovió,
llovió sin parar durante muchos días. Los ríos crecieron y se desbordaron. El
agua arrastraba a los animales y llegaba hasta la copa de los árboles más
altos.
Los indios que no
creyeron a Kaputano echaron a nadar hacia la canoa, pero el agua podía más que
sus fuerzas y todos se ahogaron.
Muchos días después,
cuando dejó de llover y las aguas bajaron y la tierra se secó, Kaputano les
preguntó a las cuatro parejas:
-Hijos míos, ¿les gusta
así el mundo?
La tierra estaba seca y
plana. Los kariña dijeron:
-En un mundo así no se
puede vivir. Nos faltan los morichales para cultivar, y las montañas para
trabajar, y los ríos para pescar, y los árboles para cobijarnos. No, en este
mundo no podemos vivir.
Y de esta manera,
Kaputano creó para sus hijos un mundo con morichales, ríos, montañas y árboles,
muchos árboles.
073. anonimo (
venezuela-kariña)
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