Desesperados, algunos de
éllos se suicidaron.
Pero un joven llamado
Sumajkaig se sintió capaz de hacerse amar (wiñapaig) y así pareció en
principio, pero pronto quereminca se cansó y comenzó a mirar a otros. Su
enamorado, triste y desesperado, lloró su pena, la que se convirtió en odio y
sed de venganza.
Invocó a Illaepa y a todas
las fuerzas ocultas para vengar su amor. Y el castigo se hizo realidad:
Quereminca fue convertida
en ave, tan canora como bella había sido y con un poder de imitación especial,
pues imitan las queremincas el canto de todos los pájaros y todos los rumores
de la selva.
Cuentan los amautas que hay
un yahuar Kucha en el fondo de un precipicio, cerca de una montaña. El lago es
color rojo como la pasión que la imilla despertaba en los hombres. El viento
llevaba hasta Quemirinca las voces de los suicidas que reclamaban su presencia
pero a cada queja de amor élla responde: Hutam, hutam, istita.
015. anonimo (argentina)
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