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miércoles, 15 de agosto de 2012

El cerro del morro

A la gran mole del Morro, de San Luis, le corresponde un sitio muy importante en la tradición popular.
Cuando algún forastero pretende treparlo o recorre su comarca, el cerro lo desconoce, gruñe y se envuelve en una niebla densa que desconcierta sus pasos. Se cree que guarda tesoros, que así defiende celosamente.
En la cuenca que ha quedado en su cráter, de volcán extinguido, hay una laguna. Allí han visto los mocetones a “la Madre del agua”, joven y hermosísima, que peina su abundante cabellera rubia con un peine de oro.
Saben ellos que su hechizo es irresistible, por eso han huido desesperada-mente, arañándose entre ramas y pencales.
El Cerro del Morro anunciaba el malón de los ranqueles. Cuando como una nube de polvo aparecía el malón en la llanura puntana, el cerro dejaba oír su bramido sordo y subterráneo. Los comarcanos, que lo conocían, trepaban por sus flancos, llevando sus ganados, y así se salvaron siempre de la lanza y del saqueo de los salvajes [1]

015. anonimo (argentina-san luis)

                         

[1] Los indios de la pampa, desde los primeros tiempos de la conquista, asolaron con sus malones las poblaciones en una extensa zona de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y San Luis.
La célebre campaña del desierto del General Roca en 1878, los desalojó para siempre de sus dominios.
Estos indios no trepaban nunca las sierras, y en ellas se salvaban los habitantes de los valles.

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