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sábado, 24 de agosto de 2013

El tengu azul y el tengu rojo

Los tengus son pequeños duendes de largas narices que viven a lo largo y ancho de to­do Japón. Son gente tranquila y pacífica que nunca se mete con nadie y vive duran­te cientos de años.
Ésta es una historia de dos tengus que vivieron hace muchísimo tiempo. Uno era azul y el otro, rojo. Habitaban en una alta montaña desde donde observaban todo lo que hacían los hu­manos, que es algo siempre entretenido y curioso para hacer.
El hecho de que llevaran tanto tiempo subidos a la mon­taña, los había hecho excelentes amigos.
Un día, el tengu rojo dijo:
-¿Cuánto tiempo hace que vivimos aquí?
-Unos quinientos años -contestó el otro.
-Es extraño -dijo el tengu rojo, rascándose la barbilla.
-Los humanos en todo este tiempo han cambiado muchísi­mo, pero nosotros seguimos iguales.
-Lo que pasa es que ellos están siempre peleándose, construyendo ciudades y destruyéndolas y luego volvién­dolas a construir, y así todo el tiempo. En cambio nosotros nunca discutimos por nada.
-¡Está clarísimo! -El tengu rojo levantó el dedo índice so­bre su cabeza, como quien tiene una idea. Es muy fácil. ¡Lo único que debemos hacer es pelearnos!
-No estoy muy seguro. A mí me gusta ser amigo tuyo.
-Pero fíjate cómo en tantos años no cambiamos nada por ser tan pacíficos.
-Puede ser que tengas razón -dijo al fin el tengu rojo. Así fue que se empezaron a pelear.
Desde entonces observaron al mundo desde dos picos distintos de la misma montaña.
Pero el tengu rojo se aburrió muy pronto de estar solo. Una tarde en que no sabía qué hacer, vio que en un castillo cercano, una princesa se quitaba un hermoso kimono y bus­caba un lugar para colgarlo. El tengu se apresuró a estirar su nariz hasta que se hizo larguísima y entró por la ventana del castillo la princesa, al verla, la confundió con un per­chero y colgó allí su kimono.
Cuando el tengu rojo achicó su nariz nuevamente, se en­contró con la bellísima prenda de vestir. El tengu azul, desde lejos, le preguntó:
-¿Qué es eso que llevas ahí?
-Es el kimono de una princesa. Ven aquí, que te lo regalo.
-¡No! ¿Acaso no recuerdas que estamos peleados? -con­testó el tengu azul, y buscó un castillo cercano a su lado de la montaña.
Encontró uno y estiró la nariz para que se metiera por una ventana, con tan mala suerte que fue a parar justo en el sa­lón de entrenamiento de artes marciales. los estudiantes, al ver la nariz, comenzaron a atacarla con patadas y espadas. El tengu azul achicó la nariz rápidamente y se la encontró llena de chichones y lastimaduras.
-¿Ves lo que te pasa? -le dijo el tengu rojo, acercándose al otro pi­co de la montaña.
-Tienes razón. Acepto tu regalo, amigo mío -contestó avergonzado el tengu azul.
Se reconciliaron y vivieron, para siempre en armonía.

Fuente: Azarmedia-Costard

0.040.3 anonimo (japon) - 020

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