Los tengus son pequeños duendes de largas narices que
viven a lo largo y ancho de todo Japón. Son gente tranquila y pacífica que
nunca se mete con nadie y vive durante cientos de años.
Ésta es una historia de dos tengus que vivieron hace
muchísimo tiempo. Uno era azul y el otro, rojo. Habitaban en una alta montaña
desde donde observaban todo lo que hacían los humanos, que es algo siempre
entretenido y curioso para hacer.
El hecho de que llevaran tanto tiempo subidos a la montaña,
los había hecho excelentes amigos.
Un día, el tengu rojo dijo:
-¿Cuánto tiempo hace que vivimos aquí?
-Unos quinientos años -contestó el otro.
-Es extraño -dijo el tengu rojo, rascándose la
barbilla.
-Los humanos en todo este tiempo han cambiado muchísimo,
pero nosotros seguimos iguales.
-Lo que pasa es que ellos están siempre peleándose, construyendo
ciudades y destruyéndolas y luego volviéndolas a construir, y así todo el
tiempo. En cambio nosotros nunca discutimos por nada.
-¡Está clarísimo! -El tengu rojo levantó el dedo
índice sobre su cabeza, como quien tiene una idea. Es muy fácil. ¡Lo único que
debemos hacer es pelearnos!
-No estoy muy seguro. A mí me gusta ser amigo tuyo.
-Pero fíjate cómo en tantos años no cambiamos nada por
ser tan pacíficos.
-Puede ser que tengas razón -dijo al fin el tengu
rojo. Así fue que se empezaron a pelear.
Desde entonces observaron al mundo desde dos picos distintos
de la misma montaña.
Pero el tengu rojo se aburrió muy pronto de estar solo.
Una tarde en que no sabía qué hacer, vio que en un castillo cercano, una
princesa se quitaba un hermoso kimono y buscaba un lugar para colgarlo. El
tengu se apresuró a estirar su nariz hasta que se hizo larguísima y entró por
la ventana del castillo la princesa, al verla, la confundió con un perchero y
colgó allí su kimono.
Cuando el tengu rojo achicó su nariz nuevamente, se encontró
con la bellísima prenda de vestir. El tengu azul, desde lejos, le preguntó:
-¿Qué es eso que llevas ahí?
-Es el kimono de una princesa. Ven aquí, que te lo
regalo.
-¡No! ¿Acaso no recuerdas que estamos peleados? -contestó
el tengu azul, y buscó un castillo cercano a su lado de la montaña.
Encontró uno y estiró la nariz para que se metiera por
una ventana, con tan mala suerte que fue a parar justo en el salón de
entrenamiento de artes marciales. los estudiantes, al ver la nariz, comenzaron
a atacarla con patadas y espadas. El tengu azul achicó la nariz rápidamente y
se la encontró llena de chichones y lastimaduras.
-¿Ves lo que te pasa? -le dijo el tengu rojo,
acercándose al otro pico de la montaña.
-Tienes razón. Acepto tu regalo, amigo mío -contestó
avergonzado el tengu azul.
Se reconciliaron y vivieron, para siempre en armonía.
Fuente: Azarmedia-Costard
0.040.3 anonimo (japon) - 020
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