Yo estoy aquí para contar la
historia.
PABLO NERUDA, Amor Améríca (1400)
Y dijo el sabio Pachacutec que el rey Sol y la reina
Luna se unirían aquel glorioso día, y así fue.
Porque como una mujer y un hombre de amores
desgraciados, el Sol y la Luna
estaban condenados a no encontrarse jamás. Pero el gran Pachacutec profetizó
que un día ambos se amarían y de ese encuentro nacerían un niño y una niña.
Los hombres que habitaban las cumbres de Huancayo,
Ayacucho y Arequipa vieron con asombro cómo se verificaban las divinas palabras
de Pachacutec. La Tierra
toda se oscureció y la Luna
se unió al Sol. Y el sabio dijo también que los Hijos del Sol nacerían en el
lago Titicaca.
Cuando los hombres de aquellas comarcas llegaron al
gran lago, encontraron allí a un joven hermoso y fuerte, y a una doncella
hermosísima. El dios Sol les había ordenado que andaran el mundo y que
predicaran la obediencia y la sumisión a su rey. Para que los Hijos del Sol
fueran conocidos por todos los hombres, su padre les entregó una lanza de oro,
de media vara de largo y dos dedos de grueso, y les dijo:
-Andad por las tierras de Apurímac y Urubamba, y
enseñad a todos lo que os he enseñado. Y probad a golpear la roca con el cetro
que os he entregado; y allí donde la vara se hunda con un solo golpe, levantad
una ciudad en mi honor, y un templo, y nombrad un rey de los hombres.
Así lo hicieron los Hijos del Sol, tal y como se les
había ordenado. Enseñaban a los hombres la caza y la agricultura, y les
mostraban la diferencia entre lo bueno y lo malo; también les enseñaron las
oraciones y las plegarias al dios Sol, y cómo habrían de construirse los
templos y los palacios, con piedras labradas. Y además los adiestraron en el
arte de la guerra.
Los hombres de aquellas tierras, que antes eran
salvajes y desconocían estos secretos, vieron que todas las enseñanzas eran
buenas y llamaron al Hijo del Sol con el nombre de Inca, que significa
«príncipe», y a la Hija
del Sol la llamaron Mamauchic, que significa «madre».
Los dos Hijos del Sol recorrieron los montes, los
valles, los ríos y los collados, y golpeaban la tierra una sola vez con la vara
de oro, pero la roca no cedía en ningún lugar. Hasta que, al fin, llegaron a
una montaña llamada Huanacauri y allí probaron de nuevo a golpear la tierra con
la vara de oro, y la roca cedió al punto, hundiéndose al primer golpe que
dieron con ella. Los Hijos del Sol reunieron en aquel lugar a los hombres que
se hallaban dispersos en la comarca, y comenzaron a enseñarles las cosas buenas
que les había dicho su padre; y hablaron de la riqueza y la pobreza, de la paz
y la guerra, de la injusticia y la injusticia, y de la bondad y la maldad. Allí
fundaron una hermosa ciudad, con templos en los que se veneraba al dios Sol,
con plazas, mercados y casas dispuestas en hileras, con huertos y prados.
Antes de despedirse de su pueblo, los Hijos del Sol
ordenaron a los hombres que escogieran entre ellos al más honrado y sabio, y
que lo coronaran rey. Así lo hicieron, y nombraron a Manco Cárpac príncipe de
todos. Y éste fue el primer Inca.
El imperio de los Incas, protegido y amado del dios
Sol, se extendió pronto más allá de las montañas y los ríos. Los hombres
erigían templos y fundaban ciudades; construían carreteras y agrupaban grandes
rebaños; conquistaban otros pueblos y las riquezas aumentaban de día en día. De
este modo, los Incas llegaron a ser el pueblo más grande y poderoso de la Tierra , y otras gentes,
salvajes e incultas, admiraban la destreza y sabiduría de estos hombres.
Cuando el Inca Cárpac supo que había llegado la hora
de su muerte, reunió a su pueblo en la plaza de Cuzco y les ordenó que
guardaran las enseñanzas de los Hijos del Sol, que mantuvieran en pie los
templos y las ciudades, que preservaran la paz con otros pueblos y que
observaran en todo los preceptos de la religión. Y los incas así lo hicieron,
conservando para siempre la memoria de su primer rey.
Todo esto sucedió mucho tiempo antes de que los
hombres con cabeza de hierro y cuerpo de caballo llegaran para destruirlo todo
y asolarlo todo.
Fuente:
Jose Calles Vales
0.081.3 anonimo (sudamerica) - 018
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