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jueves, 10 de enero de 2013

Cuando las ollas paren

Un día, Molá Nasreddín le pidió a su vecino sus ollas para cocinar, porque iba a dar una fiesta. Al día siguiente, al devolvérselas, agregó una pequeña olla.
El vecino, sorprendido, preguntó:
-¿Qué es esta ollita?
-Una de tus ollas anoche parió y ha traído al mundo esta pequeña olla -contestó Molá Nasreddín. Y co­mo soy una persona honesta, te la doy, puesto que la olla madre es tuya.
El vecino, contento por haber sacado provecho de sus pucheros, le dio las gracias a Molá y le dijo que cuando los necesitara no dudara en volver a pedírse­los.
Nasreddín le tomó la palabra y unos días después lla­mó a la puerta de su amable vecino para pedirle las ollas. Pasaron unos días y Nasreddín no se las devol­vía. Entonces, el vecino decidió ir personalmente a recuperarlas.
-Lo siento -dijo Nasreddín. Tus ollas están muertas.
-¿Te estas burlando de mí? ¿Desde cuando las ollas pueden morir?
-Pues si una olla puede parir, también puede morir, ¿O no?

0.084.3 anonimo (persia) - 013

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