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lunes, 7 de abril de 2014

Los novios

Al este de la capital de Méjico hay dos volcanes que siempre están cubiertos de nieve. Se llaman Popocatépetl e lxtaccíhuatl. De vez en cuando Popo es activo y echa humo, pero lxy es quieta y pasiva.
Dicen que hace muchos siglos un emperador azteca que tenía una hija muy buena y hermosa llamada lxtaccíhuatl recibió noticias de que sus enemigos estaban preparando un ataque contra su pueblo. Llamó a sus jóvenes guerreros y les dijo:

‑Como soy muy viejo, ya no puedo pelear. Nombren al guerrero más valiente para que sirva de jefe de nuestro ejército. Si él puede vencer a nuestro enemigo y devolver la paz a nuestra tierra, le daré mi trono y la mano de mi hija.
‑iPopo! iPopo! ‑todos gritaron, menos uno‑. iPopo es el más valiente y el más fuerte! Él debe ser nuestro jefe ‑repitieron todos, menos uno.
‑Muy bien Popocatépeti, desde ahora tú eres el jefe ‑dijo el emperador‑. Sé que nuestros dioses te van a apoyar y te ayudarán a salir victorioso.

Pero entre los guerreros había uno que le tenía envidia a Popo y no dijo nada de lo que pensaba.
Mientras tanto, Popo se fue al jardín para saludar a la princesa.

‑Volveré pronto, querida princesa. Entonces nos casaremos.

Emocionada, la princesa contestó:

‑Sí, te esperaré. ¿Estarás siempre a mi lado? ‑le preguntó.
‑Voy a estar a tu lado para siempre ‑contestó el joven jefe.
Con esta despedida, Popo salió para la guerra larga y cruel.
Después de cruentos enfrentamientos, los aztecas vencieron. Mientras preparaban su regreso, el guerrero celoso de Popo salió primero. Corrió sin parar y llegó dos días antes que los demás.
Al llegar anunció que Popo había muerto en batalla y que ahora él era el nuevo héroe. Por eso, le correspondía el imperio y la mano de la princesa.
Pero la princesa estaba tan triste con la noticia que se quería morir. El viejo emperador creyó que el guerrero decía la verdad.
Al día siguiente hubo una gran fiesta para celebrar la boda entre la princesa y el guerrero celoso.
Momentos antes de la ceremonia, la princesa gritó:

‑¡Ay, mi pobre Popocatépeti!

Y cayó muerta al suelo.
En ese mismo instante llegaban los guerreros victoriosos al frente de Popo.

‑Hemos vencido. Ahora la princesa y yo nos podremos casar.

Hubo un gran silencio. Todos miraron en dirección a la princesa. Al ver a su prometida muerta, la tomó en sus brazos y dijo:

‑Te lo prometí, hasta el fin de¡ mundo voy a estar a tu lado, mi princesa.
Y diciendo esto, el jefe valiente llevó el cuerpo de la princesa a las montañas más altas. La puso en una cama de flores y se sentó a su lado.
Pasaron los días.
Popo sigue velando al lado de su novia lxy mientras duerme, y cuando llora por su amor perdido todo tiembla.

Fuente: María Luísa Miretti

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