Pues cuentan que en el
pueblo de Kaua, al sur de la provincia de Valladolid, hay unas criptas
profundas cuyas galerías subterráneas y extensas forman un verdadero laberinto
donde nadie se atreve a penetrar.
Lo cierto es que nadie
nunca las recorrió en su totalidad, pues hasta se dice que una de ellas tiene
una longitud de veinticuatro kilómetros. Y cuentan que, cuando uno está cerca
de ellas, si se dice algo, el eco lo repite interminablemente. Los más viejos
del pueblo aseguran escuchar con claridad una voz que pregunta en lengua maya:
«¿Me quieres?». Y estas palabras de respuesta: «Como las plantas al rocío de
los cielos, como las aves al primer rayo del sol matinal».
Ellos son los únicos que
conocen la leyenda que se relata sobre esas criptas. Y, como me la contaron, la
cuento.
Vivía en el reinado de
Chichen el cacique H'Kinxoc, padre de una preciosa muchacha llamada Oyomal, que
quiere decir `timidez'. Muchos eran los que la querían para casarse, pero ella
se mostraba amable y nunca elegía a ninguno. Entre los pretendientes destacaron
enseguida Ac y Cay, dos príncipes hermanos que, tanto deseaban tener a la
princesa para sí, que se odiaban entre ellos. Tanta era la furia que tenían que
H'Kinxoc temía que si la princesa se decidía por uno de ellos comenzara una
guerra por parte del otro.
Pero, mientras, Yacunah,
la diosa del amor, ya estaba trabajando, y Oyomal no pudo resistirse a las
palabras de Cay:
...quiero que seas vista en verdad
muy bella, porque
habréis de pareceros a la humeante
estrella, porque os deseen hasta
la luna y las flores de los campos.
Así que a él le entregó
su corazón.
Ac, encolerizado por la
fortuna de su hermano, mandó a sus guerreros a pelear contra él. Llegaron justo
cuando Cay le juraba su amor a la bella Oyomal. Le apresaron y le encerraron en
una cripta, mientras la dama era conducida al recinto de las vírgenes de
Chichen Itzá y el cacique H'Kinxoc fue encerrado en el santuario de Mutul. Ac
seguía teniendo mucha rabia y cólera, pero el amor por Oyomal seguía creciendo
dentro de él y siguió cortejándola. Todas las mañanas acudía al recinto de las
vírgenes y le hablaba de sus sentimientos. Ella permanecía silenciosa. Todavía
le sonaban en sus oídos los bellos versos de Cay y la pregunta que le había
hecho después: «¿Me quieres?».
Entre tanto, Cay, en la
cripta, se repetía una y otra vez las palabras que ella le había contestado:
«Como las plantas al rocío de los cielos, como las aves al primer rayo del sol
matinal».
En su desesperación, Cay
comenzó a construir un subterráneo largo que le llevara desde su prisión a la
de su amada. Un día llegó hasta ella, y Oyomal pudo escuchar otra vez de los
labios de Cay: «¿Me quieres?». Cuando entrelazaban sus manos entraron en el
recinto los guerreros de Ac para prender al fugitivo. Los amantes tuvieron
tiempo de entrar al laberinto por donde había salido Cay, pero los guerreros
los atraparon y les dieron muerte allí mismo.
Es por esto que, en los
días de brisa, sus frases de amor pueden escucharse cerca de la cripta.
0.063.3 anonimo (mexico)
ya termine mi tarea
ResponderEliminarojala y acabe mi tarea si lo ice
ResponderEliminarwuao que padre leyenda gracias es normal que se escuchen lamentos jajaja XD
ResponderEliminaradjeyivos de la leccion
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