Para que puedan ser retenidas y comunicadas por el pueblo,
dos son las notas distintivas que los tratadistas asignan a las leyendas populares: breves y simples. Ambas
características se dan plenamente en esta leyenda asturiana, con sabor a
evangelio apócrifo, y que podemos encontrar todavía hoy en cualquier rincón del
Principado.
La conmemoración religiosa del Nacimiento de Cristo tuvo
siempre en Asturias un amplio eco popular. Nada, por eso, debe extrañarnos que
para arropar la verdad desnuda y escueta del Evangelio el alma popular haya
tejido estos ropajes de fantasía.
Había llegado el amanecer, la mañana del mundo. María
da a luz a su unigénito y lo reclina en el pesebre. Tirita de frío. San José, a
duras penas, logra reunir unos puñados de paja para abrigar al recién nacido.
En el establo, una vaca y una mula, y silencio, soledad y frío.
La vaca, lentamente, se acerca al pesebre y con su
vaho trata de calentar al Redentor. La mula, que no sabe de ternuras, comienza
a comerse la paja.
Entonces, la Virgen María , bendiciendo a la vaca, le dice:
«Como has tenido piedad de mi hijo, nacerán retoños de tu vientre, serás
fecunda y los podrás alimentar.»
Para la mula tuvo María una mirada de seriedad. Le
dijo: «Tú, que por tu gula no has vacilado en comer la paja que cubre a mi
hijo, serás estéril.»
Leyenda religiosa
0.100.3 anonimo (asturias) - 010
No hay comentarios:
Publicar un comentario