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jueves, 20 de diciembre de 2012

La vaca y la mula (2)

Para que puedan ser retenidas y comunicadas por el pue­blo, dos son las notas distintivas que los tratadistas asignan a las leyendas populares: breves y simples. Ambas caracterís­ticas se dan plenamente en esta leyenda asturiana, con sa­bor a evangelio apócrifo, y que podemos encontrar todavía hoy en cualquier rincón del Principado.
La conmemoración religiosa del Nacimiento de Cristo tu­vo siempre en Asturias un amplio eco popular. Nada, por eso, debe extrañarnos que para arropar la verdad desnuda y escueta del Evangelio el alma popular haya tejido estos ropajes de fantasía.
Había llegado el amanecer, la mañana del mundo. María da a luz a su unigénito y lo reclina en el pesebre. Tirita de frío. San José, a duras penas, logra reunir unos puñados de paja para abrigar al recién nacido. En el establo, una vaca y una mula, y silencio, soledad y frío.
La vaca, lentamente, se acerca al pesebre y con su vaho trata de calentar al Redentor. La mula, que no sabe de ter­nuras, comienza a comerse la paja.
Entonces, la Virgen María, bendiciendo a la vaca, le dice: «Como has tenido piedad de mi hijo, nacerán retoños de tu vientre, serás fecunda y los podrás alimentar.»
Para la mula tuvo María una mirada de seriedad. Le dijo: «Tú, que por tu gula no has vacilado en comer la paja que cubre a mi hijo, serás estéril.»

Leyenda religiosa

0.100.3 anonimo (asturias) - 010

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