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domingo, 2 de septiembre de 2012

Helga la embustera

El rey de Suecia estaba triste porque, aunque su hija era muy hermosa, también era una gran mentirosa. Harto de su defecto, el rey organizó un concurso que consistía en contarle a la joven la mentira más grande y desproporcionada, prometiendo como premio para el ganador la mano de la princesa Helga. Se presentaron cientos de candidatos, pero las mentiras de la joven eran insuperables.
Un día acudieron tres hermanos ricos dispuestos a probar fortuna.
Los dos hermanos mayores tuvieron la misma suerte que otros concursantes anteriores: fueron vencidos por las mentiras de la princesa. Ambos intentaron convencer a su hermano menor, Olav, de que no merecía la pena ni intentarlo, cuando el joven les informó de que tenía un plan.
Cuando por la mañana Olav volvió al palacio, con la primera persona que se topó fue con Helga y ambos iniciaron una conversacion:
¿Sabéis? -dijo ella. Aquí hay un buey tan grande que, si se sientan en sus cuernos dos pastores, no llegan a tocarse las manos.
-¡Eso no es nada! -repuso Olav. Si dos pastores se sientan en los cuernos de nuestro buey más grande y tocan la flauta, no alcanzan a oírse el uno al otro.
-Pues nosotros recogemos siete tinajas de leche de una sola vaca -mintió Helga.
Y nosotros echamos la leche de cada vaca en odres tan grandes como palacios...
Y así siguieron ambos, contándose las mentiras más desproporcionadas durante siete días y siete noches.
Si la imaginación de la princesa era desbordante, al joven Olav siempre se le ocurría algo más en lo que exagerar, porque siempre hablaba después que la princesa.
Al cabo de ese tiempo, agotados ambos, la princesa cedió y reconoció que Olav la había vencido. Cumpliendo con el deseo y la palabra de su padre, accedió a casarse con el joven que había sido un digno rival y que, también, desde entonces, fue un buen marido... ¡nada aburrido, por cierto!

999. anonimo leyendas

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