Hubo una vez, en un pueblo alemán, un caballero que
tenía a su servicio a un criado respetuoso y trabajador. Sin embargo, el caballero
no hacía más que quejarse siempre de su servicio. Un mal día, cuando llegó a casa
y se sentó a comer, empezó a quejarse de todo, como de costumbre y, con pésimo
humor, tiró el plato de sopa recién hecha por la ventana. Ni corto ni perezoso,
el criado tiró también el resto de la comida por la ventana...
El caballero, indignado, le preguntó por qué había
hecho eso, a lo que el sirviente contestó con suma cortesía:
Disculpadme si no era éste vuestro deseo, pero al ver
que vos habéis lanzado el primer plato por la ventana he pensado que os
apetecía comer en el patio y por eso me he tomado la libertad de recoger el resto
de la comida y hacer lo mismo.
Sin duda, el criado quería dar una lección a su señor.
Y lo consiguió, pues cuentan en el pueblo que el
caballero tuvo que reconocer su falta de tacto y, por primera vez, el señor le
dedicó una sonrisa y le pidió por favor y con buenos modales que le sirviera de
nuevo alguno de los deliciosos platos que solía preparar con tanto arte como buen
gusto.
999. anonimo leyendas
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