Hace cientos de años llegó un verano tan caluroso que
trajo consigo una plaga de moscas y mosquitos
que picaban sin piedad.
Por fortuna, vivía entonces la valiente Mizquir, una
araña infatigable que llenó los caminos fue apresada por la tela de Mizguir y
cuando ésta iba a ahogarla, ella suplicó:
-¡No me mates! ¡Mis hijos morirán si les falto y aún
molestarán más a las gentes!
Mizguir, compadecida y pensando que aquello que decía
la mosca tenía sentido, la dejó en libertad y le ayudó a salir de su tela.
Pero cuando la mosca se vio libre, voló hacia donde
estaban las demás moscas para advertirles de que se escondieran bajo el tronco del
chopo, porque ella había caído en la tela de Mizguir y, aunque se había
salvado, sabía lo poderosa que era tal araña y no pararía hasta dar muerte a la
mayoría de las moscas y mosquitos que molestaban a todo bicho viviente.
Haciendo caso del aviso, los insectos se escondieron
debajo del tronco del chopo.
Al notar que habían desaparecido sus presas, Mizguir
se quedó sorprendida y llamó al grillo, a la cigarra y al escarabajo.
-Tú, grillo, toca tu corneta; tú, cigarra, bate tu
tambor; y tú, escarabajo, asómate debajo del chopo y anuncia que la valiente
Mizguir, la araña tejedora, ha muerto. A ver si así moscas y mosquitos salen
de su escondite.
Dicho y hecho, los tres amigos de la araña obedecieron
y, al tiempo que el grillo tocaba su corneta y la cigarra el tambor, el
escarabajo se metió bajo el tronco del chopo y anunció:
-¿Por qué estáis aquí escondidos?
¡Ya no vive la valerosa Mizguir!
La noticia, que se veía corroborada por los sones de
los otros animales, causó gran alegría entre las moscas y los mosquitos. Todos
abandonaron su refugio y echaron a volar con tal aturdimiento que no tardaron en
caer en las redes de Mizguir, que entretanto se había afanado en sembrar el
entorno con sus telas pegajosas. Después, al zamparse cada insecto, no dejaba
de decir con cierto retintín:
-Tenéis que visitarme más a menudo y no sólo para
servirme de alimento.
Creo que debería enseñaros a ser más listos...
999. anonimo leyendas
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